"La reunión panrusa de musulmanes, convocada por diputados musulmanes de la Duma inmediatamente después de la revolución de febrero, se acercaba rápidamente; pero antes, el 23 de abril, las delegadas se congregaban en Kazán, en Tartaristán, para el Congreso Panruso de Mujeres Musulmanas. Cincuenta y nueve delegadas se reunían ante una audiencia de 300 invitados, abrumadoramente femenina, para debatir cuestiones que incluían la situación de la Sharia, la poligamia, los derechos de las mujeres y el hiyab. Hubo contribuciones desde un amplio espectro de posiciones políticas y religiosas, desde socialistas como Zuleija Rahmanqulova y la poeta de veintidós años Zahida Burnasheva, hasta eruditas en cuestiones religiosas, como Fatima Latifiya y Labiba Huseynova, una experta en ley islámica.
Las delegadas debatieron si los mandamientos coránicos eran históricamente específicos, e incluso muchas defensoras de la ortodoxia transhistórica interpretaban los textos con la intención de insistir, contra las opiniones conservadoras, en que las mujeres tenían el derecho de asistir a la mezquita, o que la poliginia sólo estaba permitida -un caveat crucial- si era "justa"; esto es, si contaba con el permiso de la primera esposa. Insatisfechas al comprobar que la reunión aprobaba esa postura progresista-tradicionalista sobre la poligamia, las feministas y socialistas eligieron a tres representantes, incluyendo a Burnasheva, para asistir a la Conferencia Musulmana Panrusa en Moscú, el mes siguiente, donde defendieron su posición alternativa contra la poliginia.
La conferencia aprobó entonces diez principios, incluyendo el derecho de las mujeres a votar, la igualdad de los sexos y la naturaleza no obligatoria del hiyab. El centro de gravedad de las discusiones era claramente jadidista, o más a la izquierda. Un síntoma de tiempos de cambio.
(...) Entre el 1 y el 11 de mayo, Moscú albergó la convención exigida en febrero por los diputados musulmanes de la Duma. Novecientos delegados de las poblaciones y naciones musulmanas llegaron a la ciudad: baskires, osetios, turcos, tártaros, kirguizes, entre otros.
Casi un cuarto de los presentes eran mujeres, muchas recién llegadas del congreso de mujeres musulmanas celebrado en Kazán; en la presidencia del comité de doce personas había una mujer tártara, Selima Jakubova. Cuando alguno preguntó por qué los hombres debían garantizar a las mujeres derechos políticos, una mujer saltó y respondió. Escucháis a los religiosos y no planteáis objeciones, pero después actuáis como si pudierais garantizarnos derechos, y continuó, ¡en vez de eso, los conquistaremos nosotras!".
(...) Entre el 1 y el 11 de mayo, Moscú albergó la convención exigida en febrero por los diputados musulmanes de la Duma. Novecientos delegados de las poblaciones y naciones musulmanas llegaron a la ciudad: baskires, osetios, turcos, tártaros, kirguizes, entre otros.
Casi un cuarto de los presentes eran mujeres, muchas recién llegadas del congreso de mujeres musulmanas celebrado en Kazán; en la presidencia del comité de doce personas había una mujer tártara, Selima Jakubova. Cuando alguno preguntó por qué los hombres debían garantizar a las mujeres derechos políticos, una mujer saltó y respondió. Escucháis a los religiosos y no planteáis objeciones, pero después actuáis como si pudierais garantizarnos derechos, y continuó, ¡en vez de eso, los conquistaremos nosotras!".
China Miéville: Octubre. La Historia de la Revolución Rusa.
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