miércoles, 26 de octubre de 2016

Las mujeres del Tercer Estado.

"Las mujeres del Tercer Estado nacen casi todas sin fortuna; su educación es muy descuidada o muy perversa: consiste en enviarles a la escuela, a un Maestro que, ni tan siquiera él, sabe la primera palabra de la lengua que enseña (...) les enseñan a trabajar, al llegar a los quince o dieciséis años pueden ganar cinco o seis sueldos por día. Si la naturaleza les ha rechazado la belleza, se casan sin dote con desgraciados artesanos, vegetan penosamente en lo profundo de las provincias y dan vida a niños que no están en condiciones de poder criar. Si por el contrario nacen hermosas, sin cultura, sin principios, sin ninguna idea de moral, se convierten en presa del primer seductor, comenten una primera falta, vienen a París para enterrar su vergüenza, acaban por perderla por completo y mueren víctimas del libertinaje".

Petición de las mujeres del Tercer Estado al Rey, 1789.

lunes, 24 de octubre de 2016

En lugar de respeto igual, el evento de Miss América.

"Las feministas como Charlotte Perkins Gilman de pronto descubrieron que no conseguían publicar sus escritos; Jane Addams fue tildada de comunista y una "seria amenaza" para la seguridad nacional, y Emma Goldman fue exiliada. Los medios calumniaban a las sufragistas; los escritores de las revistas advertían que el feminismo era "destructivo para la felicidad de la mujer"; las novelas populares atacaban a "las mujeres de carrera"; los clérigos se lanzaban contra "los males de la revolución femenina"; los estudiosos acusaban al feminismo de propulsar el divorcio y la esterilidad; y los médicos afirmaban que el control de la natalidad estaba causando "un incremento de la insania, la tuberculosis, la enfermedad de Bright, la diabetes y el cáncer". Las mujeres jóvenes, informaban los escritores de las revistas, ya no deseaban que las fastidiaran con "todo ese alboroto feminista".

(...) En lugar de respeto igual, la nación ofreció a las mujeres el evento de belleza Miss America, creado en 1920, el mismo año en que las mujeres obtuvieron el voto. En lugar de derechos iguales, los legisladores, los líderes del trabajo y de la empresa y finalmente algunos grupos de mujeres avalaron políticas laborales "protectivas", medidas que servían en gran medida para proteger los puestos de los hombres y denegarles a las mujeres una paga igual. La del '20 erosionó una década de crecimiento para las profesionales mujeres; para 1930 había menos médicas que en 1910. Cuando llegó la Depresión, una nueva ronda de leyes federales y estatales sacó a miles de mujeres de la fuerza laboral y nuevos códigos salariales federales institucionalizaron tasas de paga menores para las mujeres. (...) Pero como hoy, la mayoría de los comentaristas sociales sostenían que las tiendas de campaña de las feministas se estaban plegando sólo porque había concluido su batalla: los derechos de la mujer habían sido asegurados".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

viernes, 21 de octubre de 2016

Los machos de izquierda.

"En público, Irina se muestra entregada; en confianza, es más crítica. Acumula ya demasiadas desilusiones hacia los procesos revolucionarios. Primero fue el sandinismo: Estuve dispuesta a dar la vida por la Revolución nicaragüense, pero el Frente se dividió, y aún hoy mantiene rezagos de la dictadura de Somoza. Después, el zapatismo. Que la expulsasen de la organización por su transición de género fue todo un golpe emocional y político. Sentí quedarme huérfana, pero después entendí que la Revolución es más grande que las personas. El EZLN tuvo un momento de mucha luz, pero cuando una está dentro, el trabajo clandestino la hace callar, y a mí me molestaba mucho el culto al subcomandante Marcos.

(...) El proceso bolivariano le ha entusiasmado y emocionado durante años, pero le parece que es "una revolución inconclusa". (...) Irina sigue siendo una ferviente militante comunista, pero los machos de izquierda no la reconocen como cuando lucía barba y bigote. Asegura que el 90% de su entorno político le dio la espalda. Recibió insultos y burlas. Algunas hicieron alianzas macabras con mi madre para hacerme pasar momentos muy jodidos. Quienes se han quedado cerca de ella son, en su mayoría, mujeres y feministas".

June Fernández: 10 ingobernables. Historias de transgresión y rebeldía.

miércoles, 19 de octubre de 2016

De la relaboración identitaria de los varones (II).

"Cuando a más y más mujeres se les pagaba para que usaran el cerebro, más y más hombres las representaban en novelas, obras de teatro y poemas como nada más que cuerpos".

Sandra M. Gilbert y Susan Gubar.

"Estoy segura de que el hombre emancipado es un mito surgido de nuestra esperanza y de nuestra aspiración eterna".

Doris Stevens, 1900.

"Ha habido mucho logro y han pasado más que unos pocos años. Pero el resentimiento de los hombres no ha desaparecido. Ha crecido y se ha profundizado silenciosamente".

Margaret Culkin Banning, 1935.

"Cuando las cuestiones cambian de la justicia social a las aplicaciones personales, se desmorona el consenso".

Índice de Opinión Masculina Norteamericana, 1988.

lunes, 17 de octubre de 2016

Que nuestra especialidad es la auto-anulación.

"Al distribuir los beneficios, la liberación de las mujeres le ha dado a mi generación ingresos altos, nuestro propio cigarrillo, la opción de ser madres solteras, centros para las crisis por violación, líneas de crédito personales, el amor libre y ginecólogas mujeres, escribe Mona Charen, joven estudiosa del derecho en la National Review, en un artículo titulado "El error feminista". A cambio, nos ha quitado efectivamente aquello en lo que se apoya la felicidad de la mayoría de las mujeres: los hombres. La National Review es una publicación conservadora, pero esos cargos contra el movimiento de las mujeres no se limitan a sus páginas. Nuestra generación fue el sacrificio humano al movimiento femenino, afirma la autora Elizabeth Mehren en una nota al fondo de Los Angeles Times. Las mujeres del "auge de los bebés" (los niños nacidos en la década de 1940) como ella, observa, han sido engañadas por el feminismo: Creímos en la retórica. En Newsweek, la autora Kay Ebeling tilda al feminismo de "Gran Experimento que fracasó" y asevera: las mujeres de mi generación, las perpetradoras, son las víctimas. Lo dicen incluso las revistas de belleza: Harper's Bazaar acusa al movimiento femenino de haber perdido terreno (para las mujeres) en lugar de ganarlo".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

"De todos los enemigos de la mujer, os digo que los peores son los que insisten en que la mujer es un ángel. Decir que la mujer es un ángel es imponerle, de una manera sentimental y admiradora, todos los deberes, y reservar para sí mismo todos los derechos; es presuponer que su especialidad es la auto-anulación, resignación y sacrificio; es sugerirle que la gloria mayor de una mujer, su mayor felicidad es inmolarse por las personas que quiere; (...) es decir que ella responderá al absolutismo con sumisión, a la brutalidad con docilidad, a la indiferencia con la ternura, a la inconstancia con la fidelidad, al egoísmo con la devoción".

María Deraismes.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Nada que celebrar, todo por reconocer.

"Las feministas latinoamericanas decimos que la razón genocida del Occidente debe abrirle lugar a un pensamiento alternativo, una razón más allá del Occidente, una razón posoccidental, que está más allá de la democracia y quizá más allá del feminismo, si es que el feminismo occidental ha de servir para dejar sin realidad a las mujeres del Tercer Mundo en el nombre de la liberación femenina, como hemos podido ser testigos recientemente".

Breny Mendoza: "Los fundamentos no democráticos de la democracia: un enunciado desde Latinoamérica postoccidental".

lunes, 10 de octubre de 2016

El feminismo como puerta para la radicalización política.

"Cuando los derechos básicos y las oportunidades para las mujeres se vieron cada vez más amenazados, en especial para las mujeres que eran jefas de familia, crecieron las filas de las mujeres que favorecían una agenda no sólo feminista sino también de justicia social. Se tratara la cuestión de la acción afirmativa, el desarrollo militar o la ayuda federal para la atención médica, las mujeres se estaban volviendo más radicales, los hombres más conservadores. Esto se hizo especialmente evidente entre las mujeres y los hombres más jóvenes; fueron los hombres más jóvenes quienes dieron más apoyo a Reagan. (Contrariamente a la sabiduría convencional, el surgimiento de "la juventud conservadora" a comienzos de la década del '80 fue en gran medida un fenómeno de un sólo género). Incluso en las poblaciones más liberales del auge del bebé, las actitudes de hombres y mujeres se polarizaban espectacularmente. Un estudio nacional de los "progresistas" del auge del bebé (definidos como los 12 millones que apoyan grupos de cambio social) descubrió que el 60% de las mujeres se consideraban de "radicales" a "muy liberales", mientras el 60% de los hombres se consideraban de "moderados" a "conservadores". Los encuestadores identificaron una causa principal para esa división: la mayoría de las mujeres encuestadas dijeron que pensaban que la del '80 había sido una "mala década" para ellas (mientras que la mayoría de los hombres no estuvieron de acuerdo) y temían que la década siguiente fuera aun peor".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

sábado, 8 de octubre de 2016

Marilyn Monroe o la imagen de la feminidad vencida.

"Los esfuerzos por silenciar la voz femenina en los films norteamericanos han sido una característica perenne del cine en los periodos de reacción. Las palabras de una mujer independiente y franca, Mae West, provocaron el reaccionario Código de Ética de Producción de 1934. Era su lengua cáustica, no su conducta sexual, lo que desencadenó esas regulaciones de censura que prohibían el sexo premarital y ponían en vigencia el matrimonio (aunque permitían las escenas de violación) en la pantalla hasta fines de la década del '50. West enfureció a los guardianes de la moralidad nacional (...) porque les contestaba a los hombres en sus films y, lo que era aun peor, según sus propias palabras, porque escribía sus propios diálogos. Defiéndete, o terminarás hecho un felpudo, le dice West al león al que domestica en I'm No Angel [No soy un ángel], resumiendo su propia filosofía. En la década del '30 ella misma terminaría como un felpudo, junto con otras estrellas sumamente independientes de la época: Marlene Dietrich, Katharine Hepburn, Greta Garbo, Joan Crawford y West fueron todas declaradas oficialmente "veneno para la boletería" en una lista publicada por el presidente de Propietarios de Teatros Independientes de Norteamérica. Las palabras de West eran consideradas tan ofensivas que incluso fue prohibida en la radio.

(...) Para la década del '50 se había impuesto la imagen de la feminidad vencida, siendo su emblema una Marilyn Monroe de rodillas juntas y voz susurrante, una especie de "dama de la oscuridad" después de la lobotomía, que ya no discutía las órdenes del médico. Las mujeres fuertes eran desplazadas por muchachas buenas como Debbie Reynolds y Sandra Dee. Las mujeres fueron finalmente silenciadas en el cine de la década del '50 mediante su ausencia de las mayores películas de la época, de A la hora señalada a Shane, The Killing [La matanza] y Twelve Angry Men [Doce hombres airados]. En la década del '50, como escribió la crítica de cine Molly Haskell, No sólo había menos films sobre mujeres emancipadas que en las décadas del '30 y del '40, sino que había menos films sobre mujeres. Mientras las mujeres eran relegadas a películas irrelevantes acerca del modo de pescar un marido, los hombres escapaban a un paisaje sin mujeres. Con el telón de fondo de las trincheras bélicas y el Oeste norteamericano, triunfaban al fin, si no sobre sus esposas, al menos sobre indios y nazis".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

jueves, 6 de octubre de 2016

La crisis de la masculinidad.

"La crisis de la masculinidad volvería con cada reacción. Los noveles Boy Scout de Norteamérica reclutaban a un quinto de todos los muchachos norteamericanos para 1920; la meta explícita de su fundador era contener la feminización del varón norteamericano retirando a los jóvenes de la muy poderosa órbita femenina. El jefe de los scouts Ernest Thompson Ston temía que los muchachos se estuvieran degenerando en "un grupo de fumadores de cigarrillos de pecho chato, de nervios inestables y dudosa vitalidad". Nuevamente, en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, los comentaristas y las figuras literarias masculinas se inquietaban mucho por las reducidas potencias varoniles. En el hogar, el "mamismo" estaba chupándose los juegos viriles. El libro de gran venta Generation of Vipers [Generación de víboras] de Philip Wylie advertía: Debemos enfrentar de inmediato a la dinastía de las damas, privarlas de nuestras billeteras, antes de que el hombre norteamericano degenerara en el varón abdicante. En lo que se suponía el número especial sobre "La mujer norteamericana", la revista Life hacía hincapié en la rodilla débil del hombre norteamericano. Como las mujeres no habían estado a la altura de sus deberes femeninos, el artículo de 1956 acusaba: "El norteamericano emergente tiende a ser pasivo e irresponsable". En el mundo de los negocios, el Wall Street Journal advirtió en 1949 que las "mujeres están tomando el poder". Look lamentaba el surgimiento del "dominio femenino": primero las mujeres habían tomado el control de la Bolsa, y ahora estaban avanzando hacia "los empleos ejecutivos con autoridad".

(...) Bajo esa reacción, como en las predecesoras, había predominado una respuesta excesiva, a menudo ridícula, al modesto progreso de las mujeres. "Las mujeres están dominando", es nuevamente una expresión que muchas trabajadoras oyen a sus colegas masculinos cuando una o dos mujeres han sido promovidas en la compañía, mientras la dirección superior sigue siendo sólidamente masculina. (...) En la universidad de Boston, el presidente John Silbert decía enfurecido que su departamento de Inglés se había convertido en un "maldito matriarcado", cuando sólo seis de sus veinte miembros eran mujeres. Las feministas tienen "control absoluto" del Pentágono, se quejó un brigadier general, cuando las mujeres, mucho menos las feministas, representaban escasamente el 10% de los servicios armados y en general estaban relegadas a los niveles inferiores de las fuerzas".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

martes, 4 de octubre de 2016

Que las mujeres son infelices precisamente porque son libres.

"Este boletín de la desesperación se exhibe en todas partes: en el quiosco de periódicos, en la televisión, en el cine, en los avisos publicitarios, en los consultorios médicos y en las publicaciones académicas. Las mujeres profesionales están padeciendo "agotamiento" y sucumbiendo a una "epidemia de infertilidad". Las mujeres solteras sufren la "escasez de hombres". Informa el New York Times: las mujeres sin hijos están "deprimidas y confundidas" y aumentan sus filas. Newsweek dice: las mujeres solteras están "histéricas" y se derrumban bajo una "profunda crisis de confianza". Los manuales de consejos sanitarios informan: las mujeres de carreras importantes se ven atacadas por desusados brotes de "perturbaciones inducidas por el stress", pérdida del pelo, neurosis, alcoholismo e incluso problemas cardíacos. Observan los libros de psicología: la soledad de las mujeres independientes representa "un importante problema de salud mental en el presente". Incluso la feminista fundadora Betty Friedan ha estado advirtiendo: las mujeres padecen ahora una nueva crisis de identidad y "nuevos problemas que no tienen nombre".

¿Cómo puede ser que las mujeres norteamericanas tengan tantos problemas en un momento en que se supone que son tan felices? Si la condición de la mujer nunca ha sido más alta, ¿por qué está tan bajo su estado emocional? Si las mujeres tienen lo que querían, ¿cuál puede ser el problema ahora?

La sabiduría predominante de la década pasada ha dado pie a una y sólo una respuesta a este enigma: debe ser toda esa igualdad lo que está causando todo ese dolor. Las mujeres son infelices precisamente porque son libres. Las mujeres se han esclavizado con su propia liberación. Aferraron la sortija dorada de la independencia sólo para perder la única sortija que realmente importa. Obtuvieron el control de su fertilidad sólo para destruirla. Persiguieron sus propios sueños profesionales para ser derrotadas en la mayor aventura femenina. El movimiento femenino, nos dicen reiteradas veces, ha demostrado ser el peor enemigo de las mujeres".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

domingo, 2 de octubre de 2016

Que el aborto reduce el pene a un juguete hueco.

"Los medios definían la lucha sobre el aborto como un debate moral y lógico: ¿cuándo comienza la vida? Sin duda, para muchos incómodos respecto del aborto, esa era la cuestión central. Pero la animosidad peculiarmente feroz que pusieron Terry y sus seguidores en la batalla sobre la libertad reproductiva de las mujeres estaba impulsada por otras pasiones que la filosofía o la ciencia. Aunque muy bien podían estar "llorando por los niños no nacidos", esos hombres también estaban sufriendo por graves dislocaciones económicas y sociales en su vida, cambios que muy a menudo imputaban al surgimiento de las mujeres independientes y profesionales. Mientras perdían fuerza económica en el trabajo y autoridad privada en el hogar, veían a mujeres jóvenes ganando terreno en la oficina, cuestionando el control por parte de ellos en el hogar e incluso tomando la iniciativa en el dormitorio. Cuando el resentimiento por los crecientes niveles de progreso profesional femenino se mezcló con la angustia por las libertades sexuales que habían empezado a ejercer las mujeres, desarrollaron una retórica de enojo puritano para castigar a sus oponentes.

(...) Lo más desagradable en cuanto a esas activistas de los derechos de aborto (...) era su insistencia en que las mujeres tuvieran libertad para hacer elecciones reproductivas sin consultar a sus maridos. Si esas mujeres infectadas por las feministas se salían con la suya, advirtió [el presidente de la Comisión Nacional por el Derecho a la Vida] a su audiencia, a los hombres no se les permitirá decidir en cuanto al aborto. En su libro Men and Marriage [Los hombres y el matrimonio] de 1986, George Gilder muy directamente expresó el temor subyacente en buena parte de la ansiedad masculina por la libertad reproductiva femenina. La exitosa campaña de las feministas por el control de la natalidad y el aborto, escribió, desplaza más el equilibrio del poder sexual en favor de las mujeres, agota la potencia patriarcal masculina y reduce el pene a un juguete hueco".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.