"El feminismo es la teoría y la práctica políticas que lucha para liberar a todas las mujeres: a las mujeres de color, a las mujeres de la clase obrera, a las mujeres pobres, a las mujeres discapacitadas, a las lesbianas, a las mujeres ancianas, así como a las mujeres blancas heterosexuales económicamente privilegiadas".
B. Smith: "Racismo y Women Studies".
"El feminismo sigue siendo un concepto bastante sencillo, a pesar de los reiterados esfuerzos -sumamente efectivos- por embadurnarlo con colores y convertir a sus proponentes en gárgolas. Como escribió sardónicamente Rebecca West en 1913, Yo misma no he podido descubrir nunca qué es precisamente el feminismo: sólo sé que la gente me llama feminista toda vez que expreso sentimientos que me diferencian de un felpudo.
El significado de la palabra "feminista" en realidad no ha cambiado desde que apareció por primera vez en la crítica de un libro en Athenaeum del 27 de abril de 1895, al describir a una mujer que "tiene en sí la capacidad de luchar para reconquistar su independencia". Es la proposición básica, como lo expresó hace un siglo Nora en Casa de muñecas de Ibsen: Antes de nada soy un ser humano. Es el cartel de redacción simple que levantó una niñita en la Huelga de Mujeres por la Igualdad en 1970: "No soy una muñeca barbie". El feminismo le pide al mundo que reconozca, por fin, que las mujeres no son ornamentos decorativos, valiosos recipientes, miembros de "un grupo de interés social". Son la mitad (en realidad, ahora más de la mitad) de la población nacional y tan merecedoras de derechos y oportunidades, tan capaces de participar en los acontecimientos del mundo, como la otra mitad. La agenda del feminismo es básica: pide que no se obligue a las mujeres a "elegir" entre la justicia pública y la felicidad privada. Pide que las mujeres tengan libertad para definirse, en lugar de que definan su personalidad por ella, una y otra vez, su cultura y sus hombres".
Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.