viernes, 30 de septiembre de 2016

Vamos listas si nos creemos ese cuento.

"Yo no pertenezco a ese feminismo. Al feminismo de las chicas buenas, blancas, europeas, arrogantes, solventes y decentes. Yo estoy con las putas, no con las que quieren salvarlas y son cómplices silenciosas de su acorralamiento policial y social. (...) La segregación entre chicas buenas y chicas malas es imprescindible para que todas las mujeres sirvamos al patriarcado. Vamos listas si nos creemos ese cuento. La colonización del cuerpo de la puta por parte de la señora (y de la feminista) es uno de los mecanismos más perversos a través del cual el orden heteropatriarcal domina el cuerpo de todas las mujeres. La putofobia es otra cara de la misoginia. He escuchado a mujeres extremadamente cultas e inteligentes argumentar las mayores estupideces sobre la prostitución".

Itziar Ziga: Devenir perra.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Porque pensaba que la Historia podía cambiar las cosas (III).

"La política es en la Historia lo que distingue al historiador del mero narrador".

G. T. Raynal.

"En la Historia, como en la guerra".

Walter Benjamin.

"En una sociedad basada en la guerra de clases no puede existir una ciencia social imparcial".

V. I. Lenin: "Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo".

"La creencia de que las causas que triunfan tendrían que ser las únicas de interés para los historiadores conduce, como James Joll observó recientemente, al menosprecio de muchos aspectos del pasado que son estimables y tienen interés, y reduce nuestra visión del mundo".

Paul Avrich: Los anarquistas rusos.

"Yo creo que te gusta la Historia, como me gustaba a mí cuando tenía tu edad, porque se refiere a los hombres, a cuantos más hombres sea posible, a todos los hombres del mundo en cuanto se unen entre ellos en sociedad y trabajan y luchan y se mejoran a sí mismos, no puede no gustarte más que cualquier otra cosa".

Antonio Gramsci: Cartas desde la cárcel.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

La reacción contra los derechos de las mujeres.

"La reacción es al mismo tiempo sofisticada y banal, engañosamente "progresista" y orgullosamente retrógrada. Despliega tanto los "nuevos" hallazgos de la "investigación científica" como la moralidad barata de ayer; convierte en sonido de los medios tanto los volubles pronunciamientos de los observadores de tendencia de la psicología popular como la retórica frenética de los predicadores de la Nueva Derecha. La reacción ha logrado encuadrar prácticamente toda la cuestión de los derechos de las mujeres en su propio lenguaje. Así como el reaganismo desplazó el discurso político hacia la extrema derecha y demonizó al liberalismo, del mismo modo la reacción convenció al público de que la "liberación" de las mujeres era el verdadero azote norteamericano contemporáneo: la fuente de una interminable lista de lavadero de problemas personales, sociales y económicos.

(...) Sin duda, la hostilidad a la independencia femenina siempre ha estado entre nosotros. Pero si el temor y el aborrecimiento del feminismo es una especie de condición viral perpetua en nuestra cultura, no siempre está en una etapa aguda; sus síntomas decaen y resurgen periódicamente. Y son esos episodios de resurgimiento, como el que enfrentamos ahora, los que pueden denominarse precisamente "reacciones" al avance de las mujeres. (...) Esos estallidos son reacciones porque siempre han surgido a propósito de "progresos" de las mujeres, causados no simplemente por un sustrato de misoginia sino por los específicos esfuerzos de las mujeres contemporáneas para mejorar su condición, esfuerzos que han sido interpretados una y otra vez por los hombres -en especial por hombres que enfrentan amenazas reales a su bienestar económico y social en otros frentes- como anunciadores de su propia condena masculina.

(...) Backlash [reacción] es el título de un film de Hollywood de 1947 en el que un hombre acusa a la esposa de un asesinato que él ha cometido. La reacción contra los derechos de las mujeres actúa de un modo muy parecido: su retórica acusa a las feministas de todos los delitos que perpetra".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

lunes, 19 de septiembre de 2016

La anulación del pasado de las mujeres.

"Es la cancelación del pasado político e histórico de las mujeres lo que hace que cada nueva generación de feministas aparezca como una excrecencia anormal en la faz del tiempo".

Adrienne Rich.

"El "movimiento de las mujeres" de mediados del siglo XIX, lanzado en la convención por los derechos femeninos de Seneca Falls en 1848 y articulado admirablemente por Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony, exigía el sufragio y una variedad de libertades: educación, empleos, derechos maritales y propiedad, "maternidad voluntaria", reforma sanitaria y de la vestimenta. Pero para fines de siglo, una contrarreacción aplastó los pedidos de justicia de las mujeres. Las mujeres retrocedieron ante una andanada de advertencias prácticamente idénticas a las de hoy, cuyos voceros fueron los estudiosos de la Ivy League, los líderes religiosos, los expertos médicos y los eruditos de la prensa de entonces. (...) Los medios y las iglesias se descargaban contra las feministas por propulsar las tasas de divorcio y las legislaturas estatales promulgaron más de cien leyes de divorcio restrictivas entre 1889 y 1906. Carolina del Sur prohibió directamente el divorcio. Y una banda de cruzados de la "pureza", como la contemporánea brigada de la Nueva Derecha, condenó la contracepción y el aborto como "obscenos" y trató de hacerlos prohibir. Para fines de 1900, lo había conseguido: el Congreso prohibió la distribución de anticonceptivos y una mayoría de Estados condenó el aborto, ambas cosas por primera vez en la historia de la nación".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

jueves, 15 de septiembre de 2016

La cultura occidental da asco (VIII).

"Nuestra sociedad ha estado influenciada hasta el tuétano por pensamientos tan importantes en la historia de Occidente como los de Aristóteles, por ejemplo, que han marcado su pensamiento científico y el pensamiento filosófico, anclados en afirmaciones tan disparatadas como aquellas de que el mejor adorno de la mujer es el silencio o que siendo la palabra el fundamento mismo de la polis hay que privar a la mujer del uso de la palabra. (...) Ahí está San Agustín, otro elemento del pensamiento occidental y universitario, asegurando que la mujer es un varón incompleto porque así lo ha querido Dios".

Beatriz Carrillo: "Gitanas a la conquista de la historia".

"Las mujeres se han hecho tan poderosas que nuestra independencia se ha perdido en nuestros propios hogares y ahora está siendo pisoteada en público. Así se lamentaba Catón en el 195 a.C., después de que unas pocas mujeres romanas trataran de repeler una ley que prohibía a su sexo viajar en carrozas y lucir trajes multicolores. En el siglo XVI, la sola posibilidad de que dos damas reales pudieran ocupar tronos en Europa al mismo tiempo hizo que John Knox emitiera su famosa diatriba: El primer toque de la trompeta contra el monstruoso regimiento de mujeres.

Para el siglo XIX, los voceros de los temores masculinos en general habían aprendido a ocultar su ansiedad por la independencia femenina detrás de máscaras de paternalismo y piedad. Como explicó a sus lectoras Edward Bok, legendario editor victoriano del Ladie's Home Journal y guardián de la moral femenina, el sexo más débil no debe aventurarse más allá de la esfera familiar porque sus nervios rebeldes instantánea y correctamente advierten: Hasta acá irás, pero no más lejos".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

martes, 13 de septiembre de 2016

La era de la masculinidad compulsiva.

"Una "crisis de masculinidad" ha hecho erupción en cada período de reacción en el último siglo, una compañera fiel y silenciosa del pedido fuertemente expresado de un "retorno a la feminidad". A fines de la década de 1900, un chubasco de literatura que desacreditaba al "varón blando" cayó desde las prensas. "Toda la generación está afeminada", se lamentaba Basil Ransom, protagonista de The Bostonians [Las bostonianas] de Henry James. El tono masculino está desapareciendo del mundo; es una época femenina, nerviosa, histérica, conversadora, gazmoña. El carácter masculino... eso es lo que deseo preservar, o más bien puedo decir, recuperar, ¡y debo decir que no me importa en lo más mínimo qué sucede con ustedes, señoras, mientras hago el intento! Los manuales relativos a la crianza de niños instaban a los padres a endurecer a los hijos varones con colchones duros y regímenes atléticos vigorosos. Billy Sunday conducía el ataque clerical contra la religión "feminizada", promoviendo un "cristianismo muscular" y un Jesús que no fuera "ninguna propuesta débil con cara de pasta" sino "el mayor camorrista que existió nunca". Theodore Roosevelt advirtió en cuanto al peligro nacional de perder "la fibra de vigorosa valentía y masculinidad" y endureció su propia fibra con los Rough Riders. La jactancia marcial predominaba en la plataforma política; en verdad, según escribe el sociólogo Theodore Roszak de la era de la "masculinidad compulsiva" que culminó en la Primera Guerra Mundial, El periodo que condujo a 1914 se lee en los libros de historia como una larga tertulia de hombres solos borrachos".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Rosie la Remachadora y la Mujer Maravilla.

"La espiral volvió a girar en la década de 1940 cuando una economía de guerra abrió millones de puestos industriales de alta remuneración para las mujeres, y el gobierno incluso empezó a ofrecer mínimo cuidado diurno y ayuda para el hogar. Los prospectos federales saludaban a la mujer trabajadora como a una verdadera patriota. Las mujeres fuertes se convirtieron en iconos culturales; Rosie la Remachadora era reverenciada y en 1941 se introdujo la Mujer Maravilla. Las mujeres recibieron de buen grado su nuevo status económico; de 5 a 6 millones entraron en la fuerza laboral durante los años de guerra, 2 millones en puestos de la industria pesada; para el fin de la guerra, representarían un récord del 57% de toda la gente empelada. El 75% informó en encuestas del gobierno que mantendrían sus puestos después de la guerra y, en la generación más joven, el 88% de las 33.000 muchachas encuestadas en un estudio del Senior Scholastic dijeron que también deseaban una carrera. Revivieron las energías políticas de las mujeres; las mujeres de clase trabajadora inundaron los sindicatos, protestaron por la paga igual, por iguales derechos de antigüedad y por el cuidado diurno, y las feministas lanzaron una nueva campaña para ERA [Enmienda de Derechos Iguales]. Esta vez, la enmienda obtuvo el aval de ambos partidos políticos y, en el curso de la guerra, por primera vez desde que se propusiera ERA en 1923, la Comisión Judicial del Senado la envió al Senado tres veces. En una muestra récord de buena voluntad legislativa, el Congreso de la época del '40 aprobó treinta y tres proyectos de ley para favorecer los derechos de las mujeres.

Pero con el fin de la Segunda Guerra Mundial, convergieron los esfuerzos de la industria, el gobierno y los medios para obligar a la retirada femenina. Dos meses después de declararse la victoria norteamericana en el exterior, las mujeres perdían su avanzada económica cuando 800.000 trabajadoras fueron despedidas de la industria aeronáutica; para el fin de ese año, 2 millones de trabajadoras habían sido purgadas de la industria pesada".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Esas mujeres se convierten en hombres.

"Mujeres que no se oponían al patriarcado, al capitalismo, al clasismo o al racismo se llamaban a sí mismas feministas. Sus expectativas variaban. Las mujeres privilegiadas querían igualdad social con los hombres de su clase, algunas mujeres querían un salario igual por el mismo trabajo, otras querían un estilo de vida alternativo. Muchas de estas preocupaciones legítimas eran fácilmente cooptadas por el patriarcado capitalista".

bell hooks: "Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista".

"Las acciones propuestas por los grupos feministas son espectaculares, provocadoras. Pero la provocación sólo saca a la luz un determinado número de contradicciones sociales. No revela las contradicciones radicales de la sociedad. Las feministas mantienen que no pretenden la igualdad con los hombres, pero sus prácticas revelan lo contrario. Las feministas son una vanguardia burguesa que mantiene, de forma invertida, los valores dominantes. La inversión no facilita el paso a otra clase de estructura. ¡El reformismo le viene bien a todo el mundo! El orden burgués, el capitalismo, el falocentrismo son capaces de integrar a tantas feministas como sea necesario. En la medida en que esas mujeres se convierten en hombres, a fin de cuenta sólo significan unos cuantos hombres más. La diferencia entre sexos no reside en si se tiene o no pene, sino en si se forma parte o no de la economía fálica masculina".

Atoinette Fouque.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

La producción cultural de la solterona o El mito del reloj biológico.

"Otros vehículos de la cultura popular han estado señalando la misma conexión: en los films de Hollywood, de los cuales Atracción fatal es uno de los más famosos, las mujeres emancipadas con vivienda propia andan furtivamente con ojos despavoridos entre paredes desnudas, pagando su libertad con una cama vacía, un vientre yermo. "Mi reloj biológico emite un tictac tan alto que me mantiene despierta por las noches", grita Sally Field en el film Surrender que, en una transformación muy común en el cine de la década del '80, de las combativas heroínas trabajadoras pasó a representar a mujeres que se desesperan por un hombre. En los principales programas televisivos las mujeres solteras, profesionales y feministas son humilladas, convertidas en arpías o sufren colapsos nerviosos; las inteligentes lamentan su estilo independiente para la secuencia final. En las novelas populares, de A sing of the eighties [Un signo del '80] de Gail Parent a Misery de Stephen King, las mujeres solteras se reducen a solteronas llorosas o se inflan convirtiéndose en diablas que respiran fuego; renunciando a todas las aspiraciones salvo al casamiento, imploran anillos de boda ante extraños o arrojan hachas a solteros renuentes. "Lo estropeamos esperando", solloza con remordimiento una típica mujer profesional en Singular women [Mujeres singulares] de Freda Bright: ella y sus hermanas, profesionales, están "condenadas a no tener nunca hijos". Incluso la heroína independiente y de alto vuelo Erica Jong literalmente se estrella hacia el final de la década, cuando la escritora reemplaza a la vivaz Isadora Wing de Temor de volar, símbolo de la emancipación sexual femenina de la década del '70, por una profesional amargada que recupera su dependencia en Any woman's blues [Las tristezas de cualquier mujer], un libro que intenta, como lo declara francamente la narradora, 'demostrar en qué callejón sin salida se ha convertido la denominada revolución sexual, y qué desesperadas han estado las llamadas mujeres libres en los últimos años de nuestra época decadente'".

Susan Falude: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Que la gente me llama feminista cada vez que expreso sentimientos que me diferencian de un felpudo.

"El feminismo es la teoría y la práctica políticas que lucha para liberar a todas las mujeres: a las mujeres de color, a las mujeres de la clase obrera, a las mujeres pobres, a las mujeres discapacitadas, a las lesbianas, a las mujeres ancianas, así como a las mujeres blancas heterosexuales económicamente privilegiadas".

B. Smith: "Racismo y Women Studies".

"El feminismo sigue siendo un concepto bastante sencillo, a pesar de los reiterados esfuerzos -sumamente efectivos- por embadurnarlo con colores y convertir a sus proponentes en gárgolas. Como escribió sardónicamente Rebecca West en 1913, Yo misma no he podido descubrir nunca qué es precisamente el feminismo: sólo sé que la gente me llama feminista toda vez que expreso sentimientos que me diferencian de un felpudo.

El significado de la palabra "feminista" en realidad no ha cambiado desde que apareció por primera vez en la crítica de un libro en Athenaeum del 27 de abril de 1895, al describir a una mujer que "tiene en sí la capacidad de luchar para reconquistar su independencia". Es la proposición básica, como lo expresó hace un siglo Nora en Casa de muñecas de Ibsen: Antes de nada soy un ser humano. Es el cartel de redacción simple que levantó una niñita en la Huelga de Mujeres por la Igualdad en 1970: "No soy una muñeca barbie". El feminismo le pide al mundo que reconozca, por fin, que las mujeres no son ornamentos decorativos, valiosos recipientes, miembros de "un grupo de interés social". Son la mitad (en realidad, ahora más de la mitad) de la población nacional y tan merecedoras de derechos y oportunidades, tan capaces de participar en los acontecimientos del mundo, como la otra mitad. La agenda del feminismo es básica: pide que no se obligue a las mujeres a "elegir" entre la justicia pública y la felicidad privada. Pide que las mujeres tengan libertad para definirse, en lugar de que definan su personalidad por ella, una y otra vez, su cultura y sus hombres".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

sábado, 3 de septiembre de 2016

¡Qué buena suerte!

"Ser mujer en Norteamérica a fines del siglo XX: ¡qué buena suerte! Al menos, eso es lo que oímos todo el tiempo. Han caído las barreras, nos aseguran los políticos. Las mujeres "lo han logrado", se viva en Madison Avenue. La lucha de las mujeres por la igualdad "en gran medida se ha ganado", anuncia la revista Times. Se matriculan en cualquier universidad, ingresan en cualquier firma de abogados, solicitan un crédito en cualquier banco. Las mujeres tenemos ahora tantas oportunidades, dicen los empresarios líderes, que realmente no necesitamos políticas de igualdad de oportunidades. Las mujeres somos tan iguales ahora, dicen los legisladores, que ya no necesitamos una Enmienda de Derechos Iguales. Las mujeres tienen "tanto", dice el ex presidente Ronald Reagan, que la Casa Blanca ya no necesita nombrarlas en puestos más altos. Incluso los avisos de American Express saludan la libertad de la mujer para usar sus servicios. Las mujeres han recibido al fin los documentos que acreditan su ciudadanía completa.

Y sin embargo...

Detrás de esta celebración de la victoria de la mujer norteamericana, detrás de las noticias reiteradas interminable y alegremente de que se ha ganado la batalla por los derechos de la mujer, figura otro mensaje. Pueden ser libres e iguales ahora, les dice a las mujeres, pero nunca han sido más infelices".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.