"Parece ser que, de hecho, San Lunes era venerado casi universalmente dondequiera que existieran industrias de pequeña escala, domésticas y a domicilio; se observaba generalmente en las minas, y alguna vez continuó en industrias fabriles y pesadas*. Se perpetuó en Inglaterra hasta el siglo XIX -y en realidad hasta el XX- por razones complejas de índole económica y social. En algunos oficios, los pequeños patronos aceptaron la institución y emplearon los lunes para tomar o entregar trabajo.
*Epecialmente en las minas. Un viejo minero de Yorkshire me dice que en su juventud era costumbre, en las buenas mañanas de lunes, echar una moneda al aire para decidir si se iba o no a trabajar.
(...) La tentación de ahorrarse unas horas por la mañana, prolongaba el trabajo hasta la noche, horas iluminadas por velas. De pocos oficios se dice que no hagan honor a San Lunes: zapateros, sastres, carboneros, trabajadores de imprenta, alfareros, tejedores, calceteros, cuchilleros, todos los cockneys. A pesar del pleno empleo de muchos oficios en Londres durante las guerras napoleónicas, un testigo se lamentaba de que vemos que se guarda San Lunes tan religiosamente en esta gran ciudad (...) generalmente seguido de un San Martes también".
E. P. Thompson: "Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial".