"El dispositivo capitalista, patriarcal y racista que permite convertir en mercancía los cuerpos de las mujeres armadas no funciona siempre. No todas las guerrilleras son susceptibles de ser convertidas en objeto de deseo por parte de los consumidores. Cuando las mujeres pertenecen a un grupo social que ha sido designado como enemigo, los flujos libidinales del mercado se paralizan. No se puede vender como objeto de deseo lo que antes se ha vendido como objeto de odio.
Posiblemente el mejor ejemplo en este sentido son las mujeres con hiyab. A pesar de su protagonismo en luchas sociales recientes, como las primaveras árabes, sus fotografías apenas han aparecido en nuestras redes sociales, y cuando lo han hecho no ha sido como cuerpos erotizados. (...) Las pocas imágenes que se difunden en las redes muestran a mujeres vestidas con ropas que nosotros consideraríamos occidentales y que se cubren la cabeza de una forma que nosotros identificaríamos con la izquierda antisistema. No importa que en realidad lleven el hiyab debajo, como puede apreciarse en muchas fotografías: lo importante es que no son vistas como parte de esa construcción social que es el enemigo islámico, y por tanto pueden ser mercantilizadas y erotizadas. El resto de mujeres [palestinas] solo aparecen en las fotografías como víctimas, como sujetos pasivos que sufren el maltrato de las fuerzas de ocupación israelíes.
(...) En la medida en que quedan fuera de la mercantilización, esas identidades pueden convertirse en espacios desde donde articular la resistencia, ya que no son asimilables por los flujos del capitalismo. En este sentido, el hiyab se convierte en un símbolo con un enorme potencial para la lucha, como repiten incesantemente las feministas islámicas. Otro ejemplo muy interesante en esa misma línea sería el uso del pasamontañas y la ropa no occidental por parte de las mujeres del EZLN. Al optar por un tipo de ropa que impide que su imagen sea mercantilizada por el capitalismo racista y patriarcal, evitan ser convertidas en objetos y pueden permanecer como sujetos, manteniendo una capacidad mucho mayor de control sobre su propia forma de presentarse al mundo".
Leyla Martínez: Pasamontañas, hiyabs y capitalismo baboso. La imagen de las mujeres en las guerras.