lunes, 18 de abril de 2016

Ayudarnos mutuamente en vez de destruirnos mutuamente.

"Abandoné la estratagema de eximirme de la Condición de Mujer. Dejé de decir y pensar que las otras mujeres eran "ellas" porque me di cuenta que cuando se decía algo respecto a lo que las mujeres podían o no hacer mi "distancia objetiva" no me dejaba salir de la rastra. Como una conversa al sexo femenino, yo me convertí en nosotras".

Recogido en Carol Hymowitz y Michaele Weissman: A History of women in America.

"La liberación es un proceso constante y, para la mujer, su liberación significa, especialmente, el fin de su soledad y del aislamiento de otras mujeres, sin el apoyo de las cuales sería imposible este doloroso proceso".

Donna è Bello, 1972.

jueves, 14 de abril de 2016

Lo queremos todo.

"Ha llegado el tiempo de definir feminismo; ya no es posible ignorarlo. El germen está en la sangre de nuestras mujeres. El principio, en el corazón de nuestra raza. La palabra consta de forma diaria en nuestros periódicos".

Century, 1914.

"Generaciones antes de la nuestra habían hablado de forma fervorosa, pero sin nuestra confianza o nuestras ilusiones. La diferencia entre ellas y nosotras es que sabíamos que estábamos en las fronteras de una nueva era (...) de justicia social, libertad, paz perpetua. Nuestra libertad nos intoxicaba, no había nada que no podíamos emprender, ningún camino estaba cerrado para nosotras, ninguna barrera en un mundo de iguales".

Margaret Storm Jameson: No time like the present, 1933.

"Teníamos 15 o 16 años, éramos muchachas muy formales y estábamos en el colegio cuando lo descubrimos; leerlo fue como sacar alas. Su mensaje, claro y certero, fue oído por toda mi generación. Síganme, decía, no tengan miedo. Salgan a conquistar el mundo; les pertenece".

Recogido en Adriana Valdés: "El segundo sexo: cincuenta años después".

miércoles, 13 de abril de 2016

Salud feminista.

"Hoy en día, compañías privadas con fines de lucro dominan casi por completo el mercado de salud, el cual mueve billones de dólares. Estas organizaciones privadas, buscando mayores ganancias, tratan de controlar el uso del sistema médico, limitando el acceso a los servicios de salud a aquellos grupos de personas más pobres y necesitadas. A la vez, nos dicen que sin la industria biomédica, no podemos mantener una buena salud. En realidad, el 90% de los índices de buena salud depende de nuestras condiciones de vida, tales como la nutrición, la vivienda, la educación, los recursos económicos y el apoyo social. En los EEUU, durante las últimas tres décadas, ha crecido el abismo entre ricos y pobres, y la mayoría de estos últimos son mujeres con niños, afro-americanas y latinas. para mantener un sistema de vida con tanto privilegio para tan pocos, se exporta una ideología económica que glorifica la riqueza de unos pocos e ignora la miseria de muchos; se importa la fuerza laboral de inmigrantes legales e ilegales para los trabajos más miserables y peligrosos, rechazando toda responsabilidad por su presencia humana entre nosotros. Aunque hemos logrado mucho en el campo de la salud de la mujer, necesitamos más que nunca que nuestras voces se unan para preservar los logros, para incluir a todas las mujeres, y para seguir luchando por la justicia económica y racial como parte integral de la justicia para las mujeres".

La colectiva del libro de salud de las Mujeres de Boston: Nuestros cuerpos, nuestras vidas. Actualización de 1998.

martes, 12 de abril de 2016

Que esas ideas que se han apoderado de ti por un momento te harían desgraciada.

"Desde su inteligencia a su estatura, todo en ella es inferior y contrario a los hombres. Todo en ella va de fuera a dentro. Todo es concentrativo, receptivo y pasajero; en un hombre todo es activo y expansivo (...) En sí misma, la mujer, no es como el hombre, un ser completo; es sólo el instrumento de la reproducción, la destinada a perpetuar la especie; mientras que el hombre es el encargado de hacerla progresar, el generador de inteligencia, a la vez creador y demiurgo del mundo social. Así es que todo tiende hacia la no-igualdad entre los sexos y la no-equivalencia; de modo que las mujeres, inferiores a los hombres, deben ser su complemento en las funciones sociales".

Pompeyo Gener: "De la mujer y sus derechos en las sociedades modernas", La Vanguardia, 26 de febrero de 1889.

"El hombre y la muger no tienen iguales derechos ni los mismos deberes, prescindiendo de los generales de la especie humana. La muger, por su naturaleza, no debe ni puede tener las mismas ocupaciones que el hombre. Esas ideas que se han apoderado de ti por un momento te harían desgraciada, porque destruyen y aniquilan los lazos de la familia".

Doña F. de A. P. y Mariano Carderera: La ciencia de la mujer al alcance de las niñas, 1856. Texto aprobado por el Consejo Real de Instrucción Pública para su difusión en las escuelas.

Imagen procedente de Conspiração Libertina

lunes, 11 de abril de 2016

Sistema de género y sociedad contemporánea.

"El discurso de género vinculó la feminidad con la naturaleza. En cambio, la masculinidad se construyó en el marco de la cultura y de la razón. Cabe subrayar que, con la excepción de la noción de virilidad, la identidad masculina quedó apenas asociada a la naturaleza sexual del hombre (...). Los rasgos identitarios predominantes de la masculinidad contemporánea se relacionaban con la superioridad, el trabajo, la virilidad, la ciudadanía y el perfil de hombre público. Frente a la mujer doméstica, se definía al varón como agente económico y sujeto político. El arquetipo masculino detentaba la autoridad económica, política y patriarcal de este nuevo orden moral de la economía de mercado. En esta nueva cultura de la modernidad burguesa, la identidad masculina se fundamentaba en el trabajo como la mayor virtud varonil. La honradez, la respetabilidad, el sentido de la responsabilidad en los negocios y la ética del trabajo constituyeron las señas de identidad masculinas. Trabajo y ocupación configuraron los pilares identitarios de la masculinidad moderna, en contraste con la adscripción identitaria femenina a través de la naturaleza maternal, la dedicación a la familia y los restringidos deberes domésticos. Frente a los componentes de autoridad masculina, la concepción de la feminidad se basaba en la dependencia, el arquetipo de madre y cónyuge piadosa dedicada de forma abnegada y silenciosa a su familia, en la estricta reclusión al espacio doméstico del hogar. La lógica del discurso de género acabó definiendo un orden social de superioridad masculina, es decir, un sistema de género que legitimaba la nueva sociedad contemporánea a la vez que era legitimado por ella".

Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.

jueves, 7 de abril de 2016

Que son las mujeres quienes nos han dado la libertad.

"Los hombres tomaron la Bastilla, las mujeres tomaron el rey. El uno de octubre todo fue estropeado por las damas de Versalles. El seis, todo fue reparado por las mujeres de París. Son las mujeres quienes nos han dado la libertad".

Michelet: Les héroines de Paris, 1879.

"El movimiento fue impulsado por las mujeres de París sobre la base de las tradicionales razones que inducían a las revueltas sociales (la penuria, la escasez de pan, las crisis de subsistencias y los altos precios). Así, unas 6.000 mujeres marcharon sobre Versalles a la busca del rey de la reina Maria Antonieta (...), logrando su traslado a París. Esta irrupción de las mujeres de procedencia popular, obreras, lavanderas, tenderas o mercaderas, dio lugar a la aparición de la imagen de la heroína revolucionaria, con connotaciones positivas como ciudadana, cuando velaba por la soberanía popular, o negativas, asociadas con la violencia y el terror. Comprometidas con el movimiento republicano, aunque desde una diversidad política e ideológica, tuvieron un papel relevante en las diferentes etapas revolucionarias".

Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.

martes, 5 de abril de 2016

Que el poder colonial se sostenía sobre conductas patriarcales.

"El poder colonial se sostenía en conductas patriarcales de prepotencia masculina y obligada sumisión de las mujeres africanas. Se ha señalado que en el Zimbaue colonial eran más duras las actitudes y las políticas coloniales contra las mujeres debido a la mayor resistencia femenina a la imposición de las nuevas pautas sociales, económicas y culturales europeas. Al considerarse que las mujeres africanas ejercían mucho poder y que sus exigencias sexuales representaban un impedimento al reclutamiento de los hombres para trabajar, las autoridades coloniales adoptaron medidas represivas específicas contra ellas. Así, se procedió en diferentes ocasiones a la deportación de las mujeres de los pueblos coloniales. En Nigeria, en 1915, las autoridades británicas intentaron reducir el número de mujeres libres en la ciudad de Katsina al obligar a las mujeres no casadas a contraer matrimonio en el espacio de una semana o de lo contrario quedar desterradas, junto a las prostitutas, fuera de la ciudad.

(...) Reconducida como estrategia de resistencia anticolonial, la llamada Guerra de las Mujeres en 1920 se produjo cuando las mujeres de la región [Iboland, en Nigeria Sud Oriental] se movilizaron contra un conjunto de prácticas coloniales. Las revueltas contra las autoridades coloniales movilizaron a decenas de miles de mujeres en los pueblos Igbo e Ibibio. Rechazaron la imposición de impuestos, los tribunales coloniales oficiales y las prácticas económicas de las empresas europeas que reducían sus beneficios económicos como comerciantes e intermediarias. Atacaron las oficinas coloniales, incendiaron las tiendas europeas y los bancos británicos. Abrieron las cárceles, liberaron a los presos y cortaron las líneas de telégrafos. Aunque violentas, sus protestas no condujeron a la matanza de ningún miembro de las fuerzas coloniales de ocupación. Las autoridades coloniales respondieron, sin embargo, con una acción militar brutalmente represiva. El ejército británico mató a cincuenta mujeres e hirió a otras cincuenta más. A pesar de estas represalias, las protestas de las mujeres impidieron la posterior aplicación de impuestos".

Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.

viernes, 1 de abril de 2016

En esa lucha, la mujer está sola.

"El movimiento obrero, que se basaba en una identidad entre la exaltación de la producción y los grandes oficios viriles -el valiente minero, el fuerte trabajador de la construcción, el mecánico listo en la técnica, héroes que impulsaron la segunda industrialización- denigró el feminismo como burgués".

Michelle Perrot: "1914: great feminist Expectations".

"Dos cosas empiezan a desplomarse en el mundo por inicuas: el privilegio de las clases que fundó la civilización del parasitismo, de donde nació el monstruo de la guerra, y el privilegio del sexo macho que convirtió a la mitad del género humano en seres autónomos y a la otra mitad en seres esclavos, creando un tipo de civilización unisexual: la civilización masculina, que es la civilización de la fuerza y que ha producido el fracaso moral a través de los siglos.

(...) El hombre revolucionario que hoy lucha por su libertad, sólo combate contra el mundo exterior. La mujer revolucionaria, en cambio, ha de luchar en dos terrenos: primero por su libertad exterior, en cuya lucha tiene al hombre de aliado por los mismos ideales, por idéntica causa; pero, además, la mujer ha de luchar por la propia libertad interior, de la que el hombre ha disfrutado ya desde siglos. Y en esta lucha, la mujer está sola".

Federica Montseny.