martes, 19 de julio de 2016

Las mujeres individuales frente a las mujeres como colectivo.

"Como había hecho Friedan antes, las mujeres blancas que dominan el discurso feminista hoy en día rara vez se cuestionan si su perspectiva de la realidad de las mujeres se adecua o no a las experiencias vitales de las mujeres como colectivo. Tampoco son conscientes de hasta qué grado sus puntos de vista reflejan prejuicios de raza y de clase, aunque ha existido una mayor consciencia de estos prejuicios en los últimos años. El racismo abunda en la literatura de las feministas blancas, reforzando la supremacía blanca y negando la posibilidad de que las mujeres se vinculen políticamente atravesando las fronteras étnicas y raciales. El rechazo histórico de las feministas a prestar atención y a atacar las jerarquías raciales ha roto el vínculo entre raza y clase. Sin embargo, la estructura de clase en la sociedad estadounidense se ha formado a partir de la política racial de la supremacía blanca; sólo a través del análisis del racismo y de su función en la sociedad capitalista se puede obtener una comprensión completa de las relaciones de clase. La lucha de clases está unida de forma inseparable a la lucha para terminar con el racismo".

bell hooks: "Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista".

lunes, 18 de julio de 2016

De los límites de la sororidad (VI).

"Las teorías feministas que examinan nuestras prácticas medievales como "residuos feudales" o nos etiqueta de "tradicionales", también nos evoca como mujeres políticamente inmaduras que necesitamos una orientación y enseñanza en el eje del feminismo occidental. Deben de ser contestadas de forma constante".

Valerie Amos y Pratibna Parmar.

"La presuposición de una hermandad automática entre mujeres blancas y negras es algo sin fundamento. La hermandad sólo puede crearse y desarrollarse cuando las mujeres blancas reconocen las complejas relaciones de poder entre las mujeres y varones blancos, de un lado, y las mujeres y varones negros, de otro".

Kum-Kum Bhavnani y Margaret Coulson: "Transformar el feminismo socialista. El reto del racismo".

"Las feministas occidentales deberían ampliar sus áreas de interés e ir más allá del modelo de opresión masculina de la mujer".

Yenna Wu.

sábado, 16 de julio de 2016

El cuerpo del deseo / El cuerpo de la fábrica.

"Uno de los hechos curiosos de los noventa es que la mayoría de las creaciones de mujeres artistas que gradualmente fueron vistas como un capital de la nueva industria cultural en desarrollo, y especialmente esas que constituyeron el punto álgido de los medios de masas, se articulaban en torno al cuerpo y el deseo femenino. En este panorama, a medida que el leit-motiv del feminismo se simplificaba en torno a la tríada "yo - mi yo misma - mi cuerpo", la llamada "escritura del cuerpo" iba encubriendo gradualmente la escritura de las mujeres. Si decimos que un fenómeno tal como la cultura de género (sexual) ciertamente viene a simbolizar y narrar la liberación sexual de las ciudadanas chinas, entonces este mismo fenómeno se revela como un arma de doble filo: si la flexibilización del sistema matrimonial abrió un espacio social para el cuerpo femenino y la liberación sexual, un espacio social que hizo emerger del sustrato histórico todo tipo de sexualidades minoritarias, también ésta abrió de par en par las puertas de un machismo cómplice y fortalecido por el capital.

(...) Además, mientras la "escritura del cuerpo" (o como alguien diría del cuerpo del deseo) de las mujeres jóvenes de las metrópolis constituía provocaciones y resistencias varias al sistema patriarcal, al mismo tiempo, no obstante, vino a ocultar otro tipo de cuerpo femenino: los cuerpos sufridos de las mujeres del campo que trabajaban en la ciudad, de las trabajadoras del sexo de las clases más bajas, los cuerpos de las mujeres viejas. Mientras las jóvenes urbanitas usan su cuerpo lleno de vitalidad para escribir sobre deseo y retos, la sangre y el sudor de la fábrica, el cuerpo de coque de las trabajadoras quemadas en los incendios o el de todas aquellas a las que les fue cerrada con candado y desde fuera la puerta principal, se pierden sorprendidos en un crepúsculo remoto".

Dai Jinhua: "Coordenadas de la mujer en China".

viernes, 15 de julio de 2016

La culpabilización de las madres.

"Mucha gente piensa hoy que el abandono de la lactancia materna es un fenómeno muy reciente, típico de una sociedad hipertecnificada, y que nuestras abuelas daban de mamar con la misma naturalidad que las mujeres de las cavernas. Desde esta perspectiva, sorprende toparse con la avalancha de admoniciones y reconvenciones de los médicos de finales del XIX y principios del XX dirigían a las mujeres. (...).

Durante todo el proceso de industrialización se dio una doble pauta. Por un lado, entre las mujeres de clase alta y, en menor grado, de la burguesía se solía considerar de mal tono alimentar personalmente a los propios hijos. A menudo las familias pudientes recurrían a nodrizas pobres que, a su vez dejaban a sus propios hijos a cargo de otras mujeres. Por otro lado, también las madres pobres de las ciudades que tenían un trabajo remunerado se veían obligadas a dejar a sus recién nacido al cuidado de otras mujeres, que los alimentaban con caldos y otros brebajes o, en el mejor de los casos, con leche de vaca rebajada. El resultado de esta situación fue una altísima tasa de mortalidad infantil.

(...) Los nuevos expertos tendían a subrayar las negligencias personales -reales o imaginadas- y a infravalorar la dimensión estructural de las dificultades a las que se enfrentaban. Para los higienistas la causa principal de la mortalidad infantil siempre parecía ser la ignorancia de los adultos a cargo de los niños, y especialmente de las madres. El enfoque científico de la crianza se mostraba ciego al hecho incontrovertible de que para las madres trabajadoras era materialmente imposible criar bien a sus hijos en las condiciones sociales en las que se encontraban. Así surgió lo que se ha convertido en la pauta común de la literatura de consejos sobre crianza: la culpabilización de las madres".

Carolina del Olmo: ¿Dónde está mi tribu? Maternidad y crianza en una sociedad individualista.

jueves, 14 de julio de 2016

De la necesidad de repensarnos.

"Las marchas conocidas con el nombre de Reclama la Noche, que se desarrollaron en la segunda mitad de la década de 1970, con frecuencia recorrían zonas negras pidiendo mayor seguridad para las mujeres, a menudo con eslóganes que exigían mayor presencia policial (...). A pesar de las protestas de las mujeres negras, las manifestaciones de Reclama la Noche siguieron, y todavía siguen con frecuencia, llevando esos eslóganes que exigen mayor presencia policial. No sólo es un acto racista manifestarse en zonas negras exigiendo calles más seguras para las mujeres -¿para qué mujeres?-, sino que además, por decirlo suavemente, no conozco muchas mujeres negras que crean que la protección policial sea una forma de conseguir ese objetivo. El racismo actúa de forma que sitúa a las distintas mujeres en diferentes relaciones con las estructuras de poder y autoridad en la sociedad.

El problema con el concepto de género es que está enraizado en la base material y aparentemente simple y "real" de la diferencia biológica entre mujeres y varones. Pero lo que se construye sobre esa base no es una feminidad en relación con una masculinidad, sino varias. No es sólo que haya diferencias entre los distintos grupos de mujeres, sino que esas diferencias son a menudo escenario de un conflicto de intereses".

Kum-Kum Bhavnani y Margaret Coulson: "Transformar el feminismo socialista. El reto del racismo".

martes, 5 de julio de 2016

Cuando nuestras vidas no se adecuaban al saber oficial, confiábamos en nuestras vidas.

"En los grupos de autoconciencia a los que pertenecí los primeros años de la década de 1970, compartíamos historias personales muy emotivas acerca de cómo había sido realmente vivir como una mujer, examinando nuestras experiencias con los hombres y con otras mujeres en nuestras familias, en las relaciones sexuales, en los lugares de trabajo y en las escuelas, en el sistema de asistencia sanitaria y en la supervivencia frente al desprecio y la violencia social generalizada manifestada hacia nosotras. Mientras contábamos nuestras historias, reconocíamos que nuestras experiencias y nuestras reacciones eran comunes a muchas de nosotras, que nuestras percepciones, pensamientos y sentimientos tenían sentido para otras mujeres. Después utilizábamos esa experiencia compartida como una fuente de autoridad. Cuando nuestras vidas no se adecuaban al saber oficial confiábamos en nuestras vidas y utilizábamos el cuerpo colectivo mutuamente validado de nuestras historias para criticar esas versiones oficiales de la realidad".

Aurora Levins Morales: "Intelectual orgánica certificada".

lunes, 4 de julio de 2016

Que las mujeres no están siendo oprimidas.

"Si bien resulta evidente que muchas mujeres sufren la tiranía sexista, hay pocos indicios de que este hecho forje un vínculo común entre todas las mujeres. Hay muchas pruebas que demuestran que las identidades de raza y clase crean diferencias en la calidad, en el estilo de vida y en el estatus social que están por encima de las experiencias comunes que las mujeres comparten; y se trata de diferencias que rara vez se trascienden. Deben ponerse en cuestión los motivos por los que mujeres blancas, cultas y materialmente privilegiadas, con una variedad de opciones a la hora de elegir carrera y estilo de vida, insisten en que el sufrimiento no puede ser medido.

(...) Un principio central del pensamiento feminista moderno es el de que "todas las mujeres están oprimidas". Esta afirmación implica que las mujeres comparten una suerte común, que factores como los de raza, clase, religión, preferencia sexual, etc., no crean una diversidad de experiencias que determina el alcance en el que el sexismo será una fuerza opresiva en la vida de las mujeres individuales. El sexismo como sistema de dominación está institucionalizado, pero nunca ha determinado de forma absoluta el destino de todas las mujeres de esta sociedad. Estar oprimida quiere decir ausencia de elecciones. (...) Muchas mujeres no se unen a organizaciones que luchan contra el sexismo precisamente porque el sexismo no ha significado una falta absoluta de elecciones. Pueden saber que sufren discriminación por su sexo, pero no califican su experiencia de opresión. Bajo el capitalismo, el patriarcado está estructurado de modo que el sexismo restringe el comportamiento de las mujeres en algunos campos, mientras que en otras esferas se permite una liberación de estas limitaciones. La ausencia de restricciones extremas lleva a muchas mujeres a ignorar las esferas en las que son explotadas o sufren discriminación; puede incluso llevar a imaginar que las mujeres no están siendo oprimidas".

bell hooks: "Mujeres negras. Dar forma a la teoría feminista".