lunes, 29 de mayo de 2017

No podemos permitirnos ese lujo.

"Las mujeres no tenemos una memoria limitada. No podemos permitirnos ese lujo (...).

En la antigüedad, las mujeres empleaban gelatinas, gomas y plantas como métodos anticonceptivos y para interrumpir embarazos no deseados. Esas prácticas continuaron hasta el siglo XIV, cuando Europa necesitaba repoblarse y empezó a perseguir a las 'brujas' y a las comadronas que compartían su valioso conocimiento sobre métodos anticonceptivos.

Cada vez que un Gobierno quería conseguir un objetivo, a menudo relacionado con el crecimiento demográfico, restringía el acceso al control de natalidad o lo criminalizaba, a menos que el crecimiento demográfico afectase a los pobres, por supuesto, en cuyo caso se fomentaba la contracepción con entusiasmo. Históricamente, la sociedad sólo ha querido que la 'gente adecuada' tenga derecho a la vida.

(...) Las mujeres han llegado a tirarse por las escaleras o hacerse daño físico de otra manera para provocarse un aborto. Como señalaba el Dr. Waldo Fielding en el New York Times: Se había utilizado y se utilizaba prácticamente cualquier instrumento imaginable para provocar abortos: agujas de zurcir, agujas de ganchillo, saleros de cristal tallado, botellas de gaseosa, a veces intactas y a veces con el cuello roto. Las mujeres han intentado usar jabón, lejía, catéteres, remedios naturales. Históricamente, han recurrido a cualquier medio necesario. Y lo volverán a hacer si las hacen retroceder a ese terrible rincón. Esta es la responsabilidad que nuestra sociedad ha impuesto a las mujeres durante siglos.

Es un pequeño milagro que nosotras tengamos buena memoria de nuestros derechos, que han sido continua y vergonzosamente alienables".

Roxane Gay: Mala feminista.

jueves, 25 de mayo de 2017

Incitar y corromper.

"La profesionalización de la medicina en el siglo XIX, especialmente en el campo de la ginecología, tuvo lugar a la vez que reformadores como Anthony Cmstock aprobaban leyes que criminalizaban las imágenes e información no autorizadas sobre el sexo, el embarazo y el cuerpo, que aparecían por todas partes después de que los libros y panfletos baratos, producidos en masa, se hicieran algo común. Esta ambivalencia continuó hasta los años setenta, al mismo tiempo que los discursos médico y educativo se utilizaban para a la vez condenar y defender las películas proyectadas públicamente, algunas de las cuales mostraban imágenes prohibidas por la institución de Hollywood, desde las películas de explotación 'clásicas' de los años treinta y cuarenta hasta la aparición del cine hardcore ya más cerca de los años sesenta. 

(...) Esta relación llegó a un nivel de conflicto insostenible en los años que siguieron a la Guerra Civil estadounidense. Mientras los estadounidenses aguantaban los desgarradores cambios en la economía según el énfasis pasaba de la agricultura a la industria, el traslado durante décadas de la población de las zonas rurales acabó creando un enorme desplazamiento cultural: grandes cantidades de hombres jóvenes se mudaron a ciudades densamente pobladas y se vieron expuestos a medios de entretenimiento producidos en masa, como libros de bolsillo, revistas de gran tirada, octavillas y panfletos, todo hecho posible por las economía de escala en producción y distribución gracias al caucho vulcanizado, que revolucionaba el transporte y optimizaba el proceso de impresión, por no mencionar la reducción del coste de fabricación de los preservativos de látex. Numerosos grupos culturales y religiosos intentaron sortear los movimientos sísmicos que estos cambios amenazaban con traer y (...) la llamada Ley Comstock hizo que fuera un delito grave importar o enviar a través de correo postal cualquier tipo de imagen sexual, relato sexual o información sobre control de natalidad y aborto, debido a su percibida tendencia a incitar y corromper.

(...) Uno de los aliados más poderosos de Comstock fue la American Medical Association, que desde sus comienzos en 1847 estaba incrementando sus esfuerzos para acabar con la tradición centenaria de las matronas y reemplazarla con las disciplinas profesionalizadas de la obstetricia y la ginecología, dos disciplinas que suprimían activamente el acceso y la información sobre anticoncepción y abortivos".

Kevin Heffernan: "De 'podría pasarle a alguien a quien amas' a '¿sabes hablar el idioma del culo?': mujeres y discursos de educación sexual en películas y vídeos eróticos", en VV.AA.: Porno feminista. Las políticas de producir placer.

jueves, 18 de mayo de 2017

Y comieron perdices.

"El hombre de la mayoría de los cuentos de hadas, el príncipe azul, en realidad no es muy interesante. En la mayoría de cuentos de hadas, tiene un atractivo insulso y casi nunca muestra mucha personalidad, gusto o inteligencia. Se supone que debemos conformarnos porque es el príncipe azul y encantador. Se supone que con su encanto basta.

Las versiones Disney de los cuentos de hadas, probablemente las más conocidas, no presentan una gran oferta en lo que a príncipes se refiere. En La sirenita, el príncipe Eric tiene una gran mujer delante de sus narices, pero está tan obsesionado con una voz hermosa que escuchó una vez que no es capaz de valorar lo que tiene. En Blancanieves, el príncipe ni siquiera encuentra a Blancanieves hasta que está comatosa, y tiene tan poca imaginación que se enamora sin más de su cuerpo aparentemente exánime. En La bella y la bestia, Bella es entregada a la Bestia por su propio padre, y luego tiene que soportar las atenciones de un hombre que básicamente la ve como un mueble. Tendrá que sacrificarse y amar a una bestia de hombre para descubrir al final que en realidad es un apuesto príncipe.

Lo que tienen los cuentos de hadas es que la princesa encuentra a su príncipe, pero normalmente debe pagar un precio. Hace falta un compromiso para ser felices para siempre. En el cuento de hadas es la mujer quien suele pagar el precio. Parece que esa es la naturaleza del sacrificio".

Roxane Gay: Mala feminista.

martes, 16 de mayo de 2017

Que las mujeres siempre han sido sanadoras.

"Las mujeres siempre han sido sanadoras. Ellas fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia occidental. Sabían actuar abortos y actuaban como enfermeras y consejeras. Las mujeres fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales (...). Y fueron también parteras que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo. Durante siglos las mujeres fueron médicas sin título; excluidas de los libros y la ciencia oficial, aprendían unas de otras y se transmitían sus experiencias entre vecinas o de madre a hija. La gente del pueblo las llamaba 'mujeres sabias', aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas. La medicina forma parte de nuestra herencia de mujeres, pertenece a nuestra historia, es muestro legado ancestral.

Sin embargo, en la actualidad la atención en salud se haya exclusivamente en manos de profesionales masculinos. El 93% de los médicos de los Estados Unidos son varones y casi todos los altos cargos directivos y administrativos de las instituciones sanitarias también están ocupados por hombres. Las mujeres todavía son mayoritarias en la profesión -el 70% del personal sanitario es femenino- pero se nos ha incorporado como mano de obra dependiente a una industria dirigida por hombres. Ya no ejercemos autónomamente ni se nos conoce por nuestro nombre y se nos valora por nuestro trabajo. La mayoría somos ahora un simple peonaje que desarrolla trabajos anónimos y marginales: oficinistas, dietistas, auxiliares técnicas, sirvientas".

Barbara Ehrenreich y Deidre Englis: Brujas, parteras y enfermeras. Una historia de sanadoras femeninas.

sábado, 13 de mayo de 2017

Los primeros directores indie.

"Veréis, los directores de cine erótico fueron los directores indie originales. El hecho de que sus películas te pusieran no era diferente de cualquier otro género que te asustara a muerte o te hiciera llorar. Las películas son grandes vehículos de transmisión de emociones fuertes. Cuando te tocan en múltiples niveles al mismo tiempo, las llamamos obras maestras.

La era hardcore que comenzó a finales de los años sesenta se comprende ahora como parte de la ola de películas independientes que se desgajaron del sistema de los estudios de Hollywood. Los realizadores de cine erótico fueron pioneros en la misma liga que los directores se spaghetti western o los productores de torpes películas de horror o ciencia ficción. A veces, eran las mismas personas. La guetización del cine pornográfico era extraña, y completamente injustificada, salvo por la mojigatería de los políticos.

(...) De forma parecida a lo que ocurre con la vida gay, el "debate del porno" parece existir en dos mundos paralelos voluntarios. Por un lado, está pasado, aburre. En el otro mundo, el Planeta Puritano, el clima legal y de política pública es fundamentalista. Los políticos y los líderes religiosos amenazan con el sexo como si fuera el hombre del saco, de manera cada vez más llamativa, y consiguen apoyos tanto de liberales como de conservadores.

La edad dorada del siglo XXI es una época de moralismo, de "avergonzar a las golfas" para el público general, mientras que para la élite lo normal es la corrupción y el libertinaje a lo Calígula". 

Susie Brigth: "El nacimiento de la crítica cinematográfica del porno", en VV.AA.: Porno feminista. Las políticas de producir placer.

jueves, 11 de mayo de 2017

Dudando de nuestra propia cordura.

"¿Por qué había de repente tanto conflicto con la representación sexual de las mujeres en la esfera pública? Desde mi punto de vista, era una cuestión demográfica. Las mujeres que habían terminado la secundaria a finales de los años setenta -cuando el pensamiento feminista estaba influyendo en las ideas sobre la sexualidad- se encontraban ahora a mitad de su veintena, un momento natural para la exploración sexual y la experimentación. El feminismo nos presentó conceptos como nuestros cuerpos, nuestras reglas, y al mismo tiempo, la prominente autora feminista Robin Morgan proclamaba el porno es la teoría, la violación es la práctica. Se nos animaba a que nos hiciéramos responsables de nuestros orgasmos y al mismo tiempo se afirmaba que la penetración era la práctica patriarcal de colonizar los cuerpos de las mujeres, y que cualquier mujer que lo deseara no estaba liberada. Esos mensajes contradictorios dejaban a toda mujer dudando de su propia cordura. Si las mujeres querían practicar juegos de roles o de intercambio de poder, penetrar a sus parejas o ser penetradas, o consumir pornografía en sus vidas privadas, se cuestionaban por ello sus credenciales feministas. Al definir lo personal como político, esta facción del feminismo también definía lo político como personal. Se nos instaba, usando las palabras de los cuáqueros del siglo XVIII, a decirle la verdad al poder, pero si lo hacíamos con nuestras propias voces individuales, se nos acusaba de traicionar a todo nuestro género".

Nina Hartley: "Porno: un medio efectivo para educar y modelar la conducta sexual".

martes, 9 de mayo de 2017

Que la cuestión de la mujer se había resuelto.

"La puesta en marcha de la Nueva Política Económica (NEP) en 1921 significó un retorno progresivo de las mujeres a la situación anterior a la Revolución. (...) Las mujeres sufrieron el aumento del desempleo que duró hasta 1927 y fueron empujadas a replegarse a los sectores "tradicionales" como los textiles y la industria ligera. Las prácticas de "libre mercado" se convirtieron en discriminación contra ellas en contrataciones y despidos, especialmente dado el costo de las licencias de maternidad y la protección en el trabajo durante el embarazo y la lactancia. Al tiempo, se instituyeron cuotas por servicios que habían sido gratuitos, como los comedores colectivos, y alrededor de la mitad de las guarderías y hogares para madres solteras se vieron obligados a cerrar. 

(...) Dejando de lado el compromiso que habían hecho los bolcheviques de no interferir en la vida personal de los ciudadanos, en la década de los años treinta comenzó a difundirse que la teoría de la "extinción de la familia" llevaba al libertinaje sexual, mientras que las alabanzas a las "buenas amas de casa" empezaron a aparecer en la prensa. EN 1936, un editorial de Pravda denunciaba un plan habitacional con cocinas colectivas como una "desviación de izquierda" y un intento por "introducir artificialmente la vida comunal", fue el aldabonazo para volver a la familia tradicional y el abandono de todos los experimentos hechos hasta entonces.

La burocracia estalinista comenzó a eliminar todas las leyes que los bolcheviques habían ido introduciendo y que permitían tanto a hombres como a mujeres la plena expresión de su potencial. La homosexualidad, la prostitución, la promiscuidad sexual y el adulterio se declararon ofensas criminales en 1934, castigadas con un mínimo de ocho años en prisión, al tiempo que el divorcio devino un proceso largo. Y dos años después, el Código Familiar ilegalizó el aborto, algo que implicó un alto coste para las trabajadoras: la tasa de muertes por aborto aumentó considerablemente (...). Al mismo tiempo, el gobierno comenzó a emitir "condecoraciones a heroínas" a las mujeres que tuvieran un gran número de hijos. El Código Familiar de 1944 retiró el reconocimiento de los matrimonios de facto, restauró el concepto de "ilegitimidad", abolió la coeducación en las escuelas y prohibió las demandas de paternidad.

A partir de 1922 Aleksandra Kollontai quedó marginada y perdió su influencia política. (...) En 1930 (...) el líder Iosef Stalin anunció que la cuestión de la mujer se había resuelto".

Soledad Bengoechea y María Cruz Santos: "Las mujeres en la Revolución rusa".


miércoles, 3 de mayo de 2017

Porno-grafos: los escritos de las putas.

"La palabra pornografía tiene su origen en el griego πορνοράφος, porno-grafos: los escritos de las prostitutas. Si la sociedad tratara el sexo con algo de dignidad y respeto, tanto las personas que crearan pornografía como las que ejercieran la prostitución tendrían un estatus social, que está claro que tuvieron en un momento dado. (...) La idea de reclamar el poder sexual de la mujer al crear pornografía era un concepto embriagador. El feminismo podría restaurar las perspectivas históricas de las sacerdotisas de los antiguos templos egipcios, de las prostitutas sagradas, las amazonas de Lesbos, las cortesanas reales de los palacios sumerios. El amor sexual era probablemente lo que la gente anhelaba, así que me di permiso a mí misma para romper las siguientes mil reglas de intimidación dirigida a controlar la conducta sexual de la mujer. (...) Para que las mujeres progresemos, tenemos que cuestionar toda autoridad, tener la disposición a desafiar cualquier regla cuyo objetivo sea controlar nuestra conducta sexual, y evitar que las cosas sigan como siempre, ya que eso mantiene el statu quo".

Betty Dodson: "Porn wars. Las guerras del porno", en VV.AA.: Porno feminista. Las políticas de producir placer.