jueves, 25 de mayo de 2017

Incitar y corromper.

"La profesionalización de la medicina en el siglo XIX, especialmente en el campo de la ginecología, tuvo lugar a la vez que reformadores como Anthony Cmstock aprobaban leyes que criminalizaban las imágenes e información no autorizadas sobre el sexo, el embarazo y el cuerpo, que aparecían por todas partes después de que los libros y panfletos baratos, producidos en masa, se hicieran algo común. Esta ambivalencia continuó hasta los años setenta, al mismo tiempo que los discursos médico y educativo se utilizaban para a la vez condenar y defender las películas proyectadas públicamente, algunas de las cuales mostraban imágenes prohibidas por la institución de Hollywood, desde las películas de explotación 'clásicas' de los años treinta y cuarenta hasta la aparición del cine hardcore ya más cerca de los años sesenta. 

(...) Esta relación llegó a un nivel de conflicto insostenible en los años que siguieron a la Guerra Civil estadounidense. Mientras los estadounidenses aguantaban los desgarradores cambios en la economía según el énfasis pasaba de la agricultura a la industria, el traslado durante décadas de la población de las zonas rurales acabó creando un enorme desplazamiento cultural: grandes cantidades de hombres jóvenes se mudaron a ciudades densamente pobladas y se vieron expuestos a medios de entretenimiento producidos en masa, como libros de bolsillo, revistas de gran tirada, octavillas y panfletos, todo hecho posible por las economía de escala en producción y distribución gracias al caucho vulcanizado, que revolucionaba el transporte y optimizaba el proceso de impresión, por no mencionar la reducción del coste de fabricación de los preservativos de látex. Numerosos grupos culturales y religiosos intentaron sortear los movimientos sísmicos que estos cambios amenazaban con traer y (...) la llamada Ley Comstock hizo que fuera un delito grave importar o enviar a través de correo postal cualquier tipo de imagen sexual, relato sexual o información sobre control de natalidad y aborto, debido a su percibida tendencia a incitar y corromper.

(...) Uno de los aliados más poderosos de Comstock fue la American Medical Association, que desde sus comienzos en 1847 estaba incrementando sus esfuerzos para acabar con la tradición centenaria de las matronas y reemplazarla con las disciplinas profesionalizadas de la obstetricia y la ginecología, dos disciplinas que suprimían activamente el acceso y la información sobre anticoncepción y abortivos".

Kevin Heffernan: "De 'podría pasarle a alguien a quien amas' a '¿sabes hablar el idioma del culo?': mujeres y discursos de educación sexual en películas y vídeos eróticos", en VV.AA.: Porno feminista. Las políticas de producir placer.

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