martes, 31 de enero de 2017

Que las verdades masculinas son solo verdades para la clase burguesa.

"La nueva mujer soltera es hija del sistema económico capitalista. (...) La mujer no tiene otro remedio que adaptarse rápidamente a las condiciones transformadoras de su existencia, a revisar a toda prisa las verdades morales que le proporcionaron las abuelas del pasado. Con sorpresa, advierte toda la inutilidad del peso moral con que le han cargado en la senda de la vida. las virtudes femeninas que durante siglos han cultivado en ella -pasividad, sumisión, dulzura- se revelan enteramente superfluas, inservibles, perjudiciales. La severa realidad exige otras virtudes; actividad, firmeza, decisión, dureza, es decir, "virtudes" que hasta hoy se han tenido por propiedad exclusiva del hombre. (...) En esta adaptación presurosa a las nuevas condiciones de existencia, la mujer comprende y asimila a menudo, sin críticas; las verdades masculinas que, contempladas más de cerca, vemos que sólo son verdades para la clase burguesa. (...) El mundo capitalista no concede perdón sino a las mujeres que han conseguido rechazar las virtudes femeninas y asimilar la filosofía de la lucha por la vida que le es propia al hombre".

Alejandra Kolontai: "La nueva mujer", 1918.

domingo, 29 de enero de 2017

Controlar los cuerpos para controlar las ciudades.

"En ese proceso de ordenamiento e higienización del espacio urbano, la vigilancia y el control de los cuerpos de las mujeres jugarán un papel fundamental. La imposición del orden en el urbanismo de la ciudad será parte de un proceso de disciplina mucho más amplio que buscará poner en marcha nuevas formas de control social que sustituyan a las anteriores, que se habían mostrado ineficaces durante las insurrecciones del XIX. Ese proceso -que había comenzado a principios del XIX, pero que se impondrá con mucha más fuerza a finales del siglo, coincidiendo con la eclosión del fenómeno apache- tendrá como objetivo la creación de cuerpos dóciles que respondan a las nuevas necesidades del poder. En ese contexto, los cuerpos de las mujeres serán especialmente disciplinados, no sólo en tanto que son los encargados de la reproducción social, sino también porque en el marco ideológico del patriarcado lo femenino representa lo salvaje, lo irracional, lo pasional, lo sucio. Los cuerpos de las mujeres deben ser especialmente vigilados, medidos e intervenidos. Para ello, se crearán todo un conjunto e disciplinas centradas en articular ese control. Es el momento de la aparición de la cirugía estética, la sexología, la ginecología y la psiquiatría modernas. Todos los cuerpos, pero especialmente los de las mujeres, son desmenuzados, pesados, medidos, observados y controlados por todo un conjunto de disciplinas que buscan asegurar un control total mediante una vigilancia permanente".

Layla Martínez: "Seguid afilando las navajas. La heroína apache y los dispositivos de disciplina de la sociedad".

viernes, 27 de enero de 2017

La mujer contemporánea se está volviendo difícil.

"La mujer contemporánea se está volviendo difícil: quiere y pide que se respete su personalidad, su alma, que su yo sea considerado. No soporta el despotismo. (...) La mujer contemporánea está en condiciones de perdonar mucho de cuanto resultaba más duro para la mujer antigua: la incapacidad del hombre para procurarle un bienestar material, un descuido exterior para con ella, inclusive una infidelidad; pero nunca podrá olvidar, nunca aceptará un actitud despectiva hacia su yo espiritual, hacia su alma. Si su amigo "no la comprende", las relaciones pierden, él, ojos de la mujer nueva, la mitad de su valor.

(...) Cuanto más decantada es la personalidad de una mujer, más se siente ser humano, más intensa es para ella la ofensa del hombre que, por su mentalidad formada en el curso de los siglos, no sabe advertir, en la mujer deseada, el individuo que despierta. Tales exigencias acrecentadas con respecto al hombre obligan a nuestras heroínas de novelas contemporáneas a ir de una pasión a otra, de un amor a otro, en dolorosa búsqueda del ideal accesible: la armonía de la pasión y la compenetración espiritual, la conciliación del amor y de la libertad, la unión de la amistad y de la mutua dependencia. (...) La realidad presente defrauda a todas esas ingenuas buscadoras de un amor armonioso, pleno. Y rompen implacablemente todos los lazos de amor, parten hacia su sueño. Pero olvidan que lo que hoy pretenden no podrá realizarse sino en un lejano futuro, y por hombres cuyo espíritu se haya renovado, hombres que habrán asimilado orgánicamente la idea de que, en la unión amorosa, el primer puesto debe corresponder a la amistad y la libertad".

Alejandra Kolontai: "La mujer nueva", 1918.