lunes, 18 de junio de 2018

De los límites de la sororidad (VII).

"Borrando toda historia, incluida la historia oral de la relación entre las mujeres blancas y las no-blancas, el feminismo hegemónico blanco equiparó mujer blanca y mujer. Pero es claro que las mujeres burguesas blancas, en todas las épocas de la historia, incluso la contemporánea, siempre han sabido orientarse lúcidamente en una organización de la vida que las colocó en una posición muy diferente a las mujeres trabajadoras o de color. La lucha de las feministas blancas y de la "segunda liberación de la mujer" de los años setenta en adelante pasó a ser una lucha contra las posiciones, los roles, los estereotipos, los rasgos, los deseos impuestos con la subordinación de las mujeres burguesas blancas. No se ocuparon de la opresión de género de nadie más. Concibieron a "la mujer" como un ser corpóreo y evidentemente blanco pero sin conciencia explícita de la modificación racial. Es decir, no se entendieron a sí mismas en términos interseccionales, en la intersección raza, género y otras potentes marcas de sujección y de dominación. Como no percibieron estas profundas diferencias, no encontraron ninguna necesidad de crear coaliciones. Asumieron que había una hermandad, una sororidad, un vínculo ya existente debido a su sujeción de género.

María Lugones: "Colonialidad y género".

miércoles, 13 de junio de 2018

Vivir para trabajar o trabajar para vivir.

"Si van a aumentar nuestras horas de ocio, en un futuro automatizado, el problema no consiste en cómo podrán los hombres "consumir" todas estas unidades de tiempo libre adiccionales, sino qué capacidad para la experiencia tendrán estos hombres con este tiempo no normativizado para vivir. Si conservamos una valoración puritana del tiempo, una valoración de mercancía, entonces se convierte en cuestión de cómo hacer este tiempo "útil", o cómo explotarlo para las industrias del ocio. Pero si la idea de finalidad en el uso del tiempo se hace menos compulsiva, los hombres tendrán que reaprender algunas de las artes de vivir perdidas con la revolución industrial: cómo llenar los intersticios de sus días con relaciones personales y sociales más ricas, más tranquilas; cómo romper otra vez las barreras entre trabajo y vida".

E. P. Thompson: "Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial".

"Necesitamos guarderías, no para liberar parte de nuestro tiempo y así poder trabajar en otro sitio, sino para poder ir a dar un paseo, para charlar con nuestras amigas o para poder acudir a una reunión de mujeres".

Silvia Federici: "Devolvamos al feminismo al lugar que le corresponde".

domingo, 10 de junio de 2018

La separación entre el ama de casa y la prostituta.

"No carece tampoco de importancia que la creación de la familia de clase obrera y de una mano de obra más sana y productiva requiriese que se instituyera una separación neta entre el ama de casa y la prostituta; los defensores de la reforma reconocían que no iba a ser fácil convencer a las mujeres que se quedaran en casa a trabajar gratis, cuando sus propias amigas y hermanas ganaban más y trabajaban menos vendiendo servicios sexuales en las calles.

De igual manera, que hubiese tantas prostitutas en la clase obrera no se achacaba exclusivamente a los bajos salarios o a las condiciones de vida en hacinamiento, sino también a la falta de instrucción en el trabajo doméstico, la cual (...) al menos habría facilitado la exportación de muchachas proletarias a las colonias para que trabajaran como sirvientas. Enseñarles los quehaceres domésticos fue uno de los remedios propuestos a los problemas que planteaba la prostitución. Al mismo tiempo, se introdujeron nuevas regulaciones que trataban de controlar mejor el trabajo sexual y hacerlo más degradante (...).

Separar a la buena esposa, laboriosa y ahorrativa, de la prostituta derrochadora fue un requisito clave para la constitución de la familia que emergió con el cambio de siglo, puesto que dividir a las mujeres entre buenas y malas, entre esposas y putas, era una condición indispensable para que se aceptara el trabajo doméstico no remunerado.

(...) La separación de las amas de casa y las muchachas fabriles y, lo que es más importante, las amas de casa y las prostitutas provoca la aparición de una nueva división sexual del trabajo que se caracteriza no sólo por la separación de los lugares en los que trabajan las mujeres y sus respectivas tareas, sino también por las relaciones sociales que subyacen a sus respectivas tareas. La respetabilidad se convierte en la compensación por el trabajo no remunerado y la dependencia del hombre".

Silvia Federici, "La construcción del ama de casa a tiempo completo y del trabajo doméstico en Inglaterra en los siglos XIX y XX".

jueves, 7 de junio de 2018

By order of Molly Maguire.

"En fuerte contraste con las ineficaces organizaciones obreras de la época, surge la sociedad secreta de los Molly Maguires, activa en los últimos años sesenta y los primeros setenta del siglo XIX entre los mineros de las áreas carboníferas de Pensilvania, que hizo del terrorismo y del asesinato su principal herramienta.

Para comprender el contexto en el que aparece este grupo, abría que trasladarse a la Irlanda de la década de los cuarenta del siglo XIX en que, en un contexto prácticamente feudal, una dama enérgica, la viuda Molly Maguire, se convirtió en la principal figura de una resistencia difusa contra el sistema de rentas imperante en el país.

Era un personaje pintoresco y bárbaro, con la cara tiznada de negro y un par de pistolas bajo las enaguas, sujetas a sus robustos muslos. El principal objeto de sus iras eran los terratenientes y sus esbirros, los alguaciles y los funcionarios de los juzgados a quienes ella o sus chicos, que se llamaban a sí mismos Molly Maguiries o simplemente 'mollies', agredían o directamente asesinaban. Estaba también contra el Gobierno, que ayudaba a los tiránicos terratenientes con la recaudación de las rentas, y lideraba el llamado Partido de la Tierra Libre, cuya bandera eran las enaguas rojas de Molly. Si un terrateniente o sus esbirros se atrevían a desalojar a un campesino incapaz de pagar, podían darse por muertos... Los 'mollies' o la misma señora Maguire terminarían por enterarse y el cadáver aparecería en cualquier zanja o, incluso, en su propia casa.

La sistemática política asesina de los 'mollies' fue tan efectiva que, durante un tiempo, zonas de Irlanda como Tipperary, King's & Queen's Counties, o West Meath, se volvieron inhabitables salvo para el grupo y sus simpatizantes. Al final, las autoridades, azuzadas por los desesperados terratenientes, comenzaron a perseguir a Molly y sus chicos hasta que se vieron obligados a emigrar a América durante la década de 1850".

Louis Adamic, Dinamita. Historia de la violencia de clases en Estados Unidos, 1826-1934.