miércoles, 7 de septiembre de 2016

La producción cultural de la solterona o El mito del reloj biológico.

"Otros vehículos de la cultura popular han estado señalando la misma conexión: en los films de Hollywood, de los cuales Atracción fatal es uno de los más famosos, las mujeres emancipadas con vivienda propia andan furtivamente con ojos despavoridos entre paredes desnudas, pagando su libertad con una cama vacía, un vientre yermo. "Mi reloj biológico emite un tictac tan alto que me mantiene despierta por las noches", grita Sally Field en el film Surrender que, en una transformación muy común en el cine de la década del '80, de las combativas heroínas trabajadoras pasó a representar a mujeres que se desesperan por un hombre. En los principales programas televisivos las mujeres solteras, profesionales y feministas son humilladas, convertidas en arpías o sufren colapsos nerviosos; las inteligentes lamentan su estilo independiente para la secuencia final. En las novelas populares, de A sing of the eighties [Un signo del '80] de Gail Parent a Misery de Stephen King, las mujeres solteras se reducen a solteronas llorosas o se inflan convirtiéndose en diablas que respiran fuego; renunciando a todas las aspiraciones salvo al casamiento, imploran anillos de boda ante extraños o arrojan hachas a solteros renuentes. "Lo estropeamos esperando", solloza con remordimiento una típica mujer profesional en Singular women [Mujeres singulares] de Freda Bright: ella y sus hermanas, profesionales, están "condenadas a no tener nunca hijos". Incluso la heroína independiente y de alto vuelo Erica Jong literalmente se estrella hacia el final de la década, cuando la escritora reemplaza a la vivaz Isadora Wing de Temor de volar, símbolo de la emancipación sexual femenina de la década del '70, por una profesional amargada que recupera su dependencia en Any woman's blues [Las tristezas de cualquier mujer], un libro que intenta, como lo declara francamente la narradora, 'demostrar en qué callejón sin salida se ha convertido la denominada revolución sexual, y qué desesperadas han estado las llamadas mujeres libres en los últimos años de nuestra época decadente'".

Susan Falude: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

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