jueves, 15 de septiembre de 2016

La cultura occidental da asco (VIII).

"Nuestra sociedad ha estado influenciada hasta el tuétano por pensamientos tan importantes en la historia de Occidente como los de Aristóteles, por ejemplo, que han marcado su pensamiento científico y el pensamiento filosófico, anclados en afirmaciones tan disparatadas como aquellas de que el mejor adorno de la mujer es el silencio o que siendo la palabra el fundamento mismo de la polis hay que privar a la mujer del uso de la palabra. (...) Ahí está San Agustín, otro elemento del pensamiento occidental y universitario, asegurando que la mujer es un varón incompleto porque así lo ha querido Dios".

Beatriz Carrillo: "Gitanas a la conquista de la historia".

"Las mujeres se han hecho tan poderosas que nuestra independencia se ha perdido en nuestros propios hogares y ahora está siendo pisoteada en público. Así se lamentaba Catón en el 195 a.C., después de que unas pocas mujeres romanas trataran de repeler una ley que prohibía a su sexo viajar en carrozas y lucir trajes multicolores. En el siglo XVI, la sola posibilidad de que dos damas reales pudieran ocupar tronos en Europa al mismo tiempo hizo que John Knox emitiera su famosa diatriba: El primer toque de la trompeta contra el monstruoso regimiento de mujeres.

Para el siglo XIX, los voceros de los temores masculinos en general habían aprendido a ocultar su ansiedad por la independencia femenina detrás de máscaras de paternalismo y piedad. Como explicó a sus lectoras Edward Bok, legendario editor victoriano del Ladie's Home Journal y guardián de la moral femenina, el sexo más débil no debe aventurarse más allá de la esfera familiar porque sus nervios rebeldes instantánea y correctamente advierten: Hasta acá irás, pero no más lejos".

Susan Faludi: Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna.

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