viernes, 21 de octubre de 2016

Los machos de izquierda.

"En público, Irina se muestra entregada; en confianza, es más crítica. Acumula ya demasiadas desilusiones hacia los procesos revolucionarios. Primero fue el sandinismo: Estuve dispuesta a dar la vida por la Revolución nicaragüense, pero el Frente se dividió, y aún hoy mantiene rezagos de la dictadura de Somoza. Después, el zapatismo. Que la expulsasen de la organización por su transición de género fue todo un golpe emocional y político. Sentí quedarme huérfana, pero después entendí que la Revolución es más grande que las personas. El EZLN tuvo un momento de mucha luz, pero cuando una está dentro, el trabajo clandestino la hace callar, y a mí me molestaba mucho el culto al subcomandante Marcos.

(...) El proceso bolivariano le ha entusiasmado y emocionado durante años, pero le parece que es "una revolución inconclusa". (...) Irina sigue siendo una ferviente militante comunista, pero los machos de izquierda no la reconocen como cuando lucía barba y bigote. Asegura que el 90% de su entorno político le dio la espalda. Recibió insultos y burlas. Algunas hicieron alianzas macabras con mi madre para hacerme pasar momentos muy jodidos. Quienes se han quedado cerca de ella son, en su mayoría, mujeres y feministas".

June Fernández: 10 ingobernables. Historias de transgresión y rebeldía.

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