"Por el contrario [al rol de trabajador], el otro rol que enlaza la economía oficial con la familia en el esquema de Habermas tiene una connotación femenina. Después de todo, quien consume es la compañera y asistente del trabajador en el capitalismo clásico. Porque la división sexual del trabajo doméstico asigna a las mujeres el trabajo -y es de hecho trabajo, aunque no remunerado y por lo general no reconocido- de comprar y preparar bienes y servicios par el consumo doméstico. Esto podemos confirmarlo incluso hoy mediante una visita a cualquier supermercado o tienda o bien observando la historia de la publicidad de los bienes de consumo, que casi siempre se refiere a su sujeto, el consumidor, en femenino. De hecho, ha elaborado toda una fantasmática del deseo basada en la feminidad del sujeto de consumo. Sólo de manera relativamente reciente, y con cierta dificultad, esos anunciantes han diseñado modos de interpelar a un suijeto de consumo masculino. El truco fue el de encontrar formas de posicionar a un consumidor masculino que no lo feminizasen, emasculasen o afeminasen. (...) Pero la dificultad y la demora del proyecto confirman el carácter sexualizado del rol de consumidor en el capitalismo clásico. Los hombres lo ocupan con tensión conceptual y disonancia cognitiva, de modo similar a como las mujeres ocupan el rol de trabajador".
Nancy Fraser: "¿Qué hay de crítico en la teoría crítica? El caso de Habermas y el género".
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