"Los cuerpos de las mujeres son disciplinados de maneras distintas: en los discursos de la maximización del beneficio, como obreras globales y trabajadoras del sexo; en los fundamentalismos religiosos, como receptáculos del pecado y la transgresión; en algunos discursos nacionalistas específicos, como guardianas de la cultura y la respetabilidad, y por tanto criminalizadas como prostitutas y lesbianas; en los discursos estatales de la familia nuclear originaria, como esposas y madres. Tanto los Estados postcoloniales como los capitalistas o coloniales avanzados organizan y refuerzan una estructura catética basada en la diferencia sexual (por ejemplo la heterosexualidad), que refuerzan con una variedad de medios, incluida la legislación. En casi todos los casos, sin embargo, estos Estados vinculan la heterosexualidad con la ciudadanía y organizan una "maquinaría de la ciudadanía" para producir una clase de leales ciudadanos heterosexuales y una clase subordinada de no-ciudadanos sexualizados, no procreativos, desleales a la nación y, por tanto, sospechosos".
M. Jacqui Alexander y Chandra Talpade Mohanty: "Genealogías, legados, movimientos".
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