"Ni siquiera poseer un estatus determinado dentro del mundo académico es una apuesta segura para sentirte más realizada o ser más creativa. La ausencia de un movimiento de mujeres fuerte dentro de las academias puede ser bastante sofocante, puesto que tienes que alcanzar estándares que no está en tus manos determinar y rápidamente empiezas a utilizar un lenguaje que no es el tuyo. Desde este punto de vista, no importa si tu campo es la geometría euclidiana, o si enseñas historia de las mujeres, incluso teniendo en cuenta que pese a todo los estudios sobre las mujeres nos proporcionan un enclave que, hablando en términos relativos, nos permite ser "más libres" a la hora de dedicarnos a estas tareas. Pero los reductos no son suficientes. Es nuestra relación con el trabajo intelectual y el mundo académico lo que debe cambiar. Los Women' Studies están reservados a quienes pueden pagarlos, a aquellas que están dispuestas a sacrificarse, añadiendo una jornada de estudio a la laboral con continuos cursos educativos. Pero todas las mujeres deberían tener la posibilidad de acceder a estudiar; mientras la educación sea una mercancía por la que tengamos que pagar, o un paso en la "caza de empleo", nuestra relación con el trabajo intelectual no podrá ser una experiencia liberadora.
(...) Estoy interesada en construir una sociedad en la que la creatividad sea una condición de las masas y no un regalo reservado a unos pocos afortunados, incluso aunque la mitad sean mujeres. Nuestra historia actual es la de miles de mujeres que agonizan sobre los libros, el cuadro o la canción que nunca podrán acabar o que ni siquiera pueden comenzar, porque no disponen de tiempo o dinero. También debemos ampliar nuestra idea de lo que significa ser creativa. Porque en sus mejores momentos, una de las actividades más creativas se da cuando te encuentras envuelta en una lucha junto con otras personas, rompiendo los muros de nuestro aislamiento, comprobando cómo cambian nuestras relaciones con las otras, descubriendo nuevas dimensiones en nuestras vidas. (...) Bertolt Bretch decía que lo que el aburrimiento produce sólo puede generar aburrimiento y estaba en lo cierto. Pero para poder trasladar nuestros placeres y dolores a un papel o a una canción o a un dibujo, tenemos que tener la sensación de que somos capaces, lo suficiente para creer que nuestras palabras serán escuchadas".
Silvia Federici: "Devolvamos el feminismo al lugar que le corresponde".
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