lunes, 6 de julio de 2015

El Stonewall volvió a abrir la noche del sábado.

"A la 1:20 de la madrugada del sábado, dos agentes uniformados irrumpieron en el bar. Dentro aguardaban cuatro secretas que llevaban un rato fijándose en clientes a los que detener. Como las redadas eran habituales, todo el mundo sabía lo que iba a suceder. En cuando se encendían las luces y se apagaba la música debían formar files y tener su documento de identidad a mano. Pero aquella noche la clientela de Stonewall no quiso colaborar con su propio arresto. Había unas doscientas clientas divirtiéndose, Sylvia Rivera entre ellas, y la policía decidió darles una lección por su desacato y detenerlas a todas. Fuera del bar rápidamente empezó a congregarse gente que protestó cuando los primeros detenidos de la noche eran transportados a los coches de policía. Una drag queen pegó un bolsazo a un policía en la cara. La multitud insultaba a los agentes y se reía de ellos. Primero llovieron monedas hacia los coches de patrulla, después botellas. Los refuerzos policiales no llegaban. Alguien gritó "Gay Power". Los maderos se pusieron nerviosos y trataron de derribar a las agitadoras. La multitud fue envalentonándose cada vez más. Con el caos, varios de los detenidos escaparon. Se trató de volcar el furgón, pero los tres vehículos policiales huyeron en busca de refuerzos. Comenzaron a volar ladrillos de una obra cercana contra los agentes. Diez policías se atrincheraron dentro del bar con la clientela que aún quedaba retenida, dos periodistas y varios agitadores del exterior que fueron apresados como rehenes. Cortaron los cables del teléfono del bar para incomunicar a la policía. Miss Nueva Orleans, ayudada por otras drags, Sylvia Rivera entre ellas, arrancó un parquímetro y lo usaron como ariete para abrir la puerta de Stonewall. Alguien fue a por queroseno. Los contenedores de basura ardían. Se rompieron las ventanas y la turba entró en el bar saltándolas. Las puertas se abrieron. La policía apuntaba a la multitud encolerizada. La policía tenía miedo. La batalla inicial había durado 45 minutos y en la calle seguían cientos de manifestantes enaltecidos por aquella primera victoria. Llegaron los antidisturbios que marchaban en falange. Un coro de travestis y maricas se colocó enfrente para bailar un cancán. Más detenciones, más resistencias. La multitud rodeaba la manzana y aparecía por todos los flancos cercando a la policía. Llovieron los porrazos. En algunos momentos gloriosos, la policía huía despavorida. Una panda de mariconas estaba contraatacando con inesperada fuerza. A pesar de que los agentes destrozaron después el interior del bar como venganza, el Stonewall volvió a abrir la noche del sábado".

Itziar Ziga: Malditas. Una estirpe transfeminista.

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