"La francesa fue una revolución protagonizada por las mujeres, sobre todo en su estallido, aunque en pocos años resultaron sus grandes vencidas. La noche del 5 de octubre de 1789 una multitud de mujeres armadas que había salido desde París marchaba sobre Versalles. Las crónicas más reaccionarias de la época llamaban a la inmensa turba femenina Las Furias y fueron descritas como prostitutas borrachas y sucias. Pero no solo había mujeres, también algunos hombres travestidos, probablemente para aparentar una muchedumbre menos amenazante y así alcanzar su objetivo. Aunque también hay registros de la época que contabilizan a quienes hoy llamaríamos transexuales. Las putas parisinas participaron activamente en la Revolución, hasta que fueron expulsadas por los nuevos poderes de la vida política, incluso de las calles. Pero que Las Furias fueran identificadas como prostitutas demuestra, sobre todo, el modo en que el estigma puta se arroja siempre sobre las mujeres en rebeldía. Algo borrachas podían estar, en aquellos tiempos no era tan accesible el agua potable. Sucias, qué decir, a las pobres siempre se nos hermana con la mugre. Tampoco podían llegar a Versalles demasiado impecables tras recorrer veinte kilómetros de caminos embarrados en una madrugada de otoño y bajo la lluvia.
(...) En plena etapa del Terror, cuando todo se resolvía bajo el filo de la gillotina, a las mujeres políticamente activas no se les perdonó que discutieran. Fueron traicionadas por todos, por todas las fracciones revolucionarias. En esto sí que se pusieron de acuerdo: las mujeres, a casa.
(...) Los jacobinos identificaron la libertad sexual con los desmanes monárquicos y la Revolución se volvió puritana. Echaron a las putas de las calles a pesar de que fueron muy visibles y activas en las protestas. La historia nos demuestra que los periodos en que se persigue a las putas son siempre letales para la libertad de todas las mujeres. Prohibieron los libros e imágenes "licenciosas" contraviniendo esa libertad de expresión que ellos mismos habían prometido en su flamante declaración de derechos. Célebre es la imagen de Napoleón lanzando a las llamas Justine, del Marqués de Sade. Si al principio de la Revolución se despenalizó la homosexualidad, después sería perseguida. E ilegalizaron el carnaval. Impedir al pueblo que se disfrace no suele coincidir tampoco con buenos tiempos para las libertades".
Itziar Ziga: Malditas. Una estirpe transfeminista.
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