sábado, 25 de febrero de 2017

Sobre las mujeres nuevas.

"Gravemente yerran quienes piensan aún que la mujer nueva, soltera, es el fruto de los heroicos esfuerzos de individualidades fuertes que han tomado conciencia de sí mismas. No se trata de la voluntad individual; no son el ejemplo de las valientes Magda o de la decidida Renée los que han creado a la mujer nueva. La transformación de la mentalidad de la mujer, de su estructura interna espiritual y sentimental, se lleva a cabo ante todo y muy especialmente en las profundidades sociales, allí donde, bajo el azote del hambre, se produce la adaptación de la obrera a las condiciones radicalmente transformadas de su existencia. (...) La voluntad individual queda sumergida, desaparece en el esfuerzo colectivo que millones de mujeres de la clase obrera hacen para adaptarse a las nuevas condiciones de existencia. El capitalismo despliega en ello una gran actividad: al arrebatar a cientos de miles de mujeres al hogar y al cuidado de la cuna, transforma esas naturalezas sumisas y pasivas de esclavas obedientes al marido en un ejército de combate por sus propios derechos y por los derechos e intereses de la colectividad humana: despierta la rebeldía, educa la voluntad. La individualidad de la mujer se endurece, se afirma. Pero ¡desdichada la obrera que crea en la invencible fuerza del individuo aislado! El carro del capital la aplastaría sin remedio.

(...) La realidad capitalista agudiza la sensación de antagonismo social entre las mujeres que trabajan. (...) Las mujeres nuevas, unas y otras, pasan por la etapa de la "rebeldía"; unas y otras lucha por afirmar su personalidad: unas conscientemente, "por principio", y otras, de modo elemental, colectivo, y empujadas por la necesidad. Pero en tanto que para la mujer de la clase obrera la lucha para la afirmación de su derecho, de su personalidad, concuerda con los intereses de su clase, las mujeres de las demás capas sociales tropiezan con un obstáculo: la ideología de su clase, hostil a la reeducación del modelo femenino. (...) Las mujeres trabajadoras marcan el ritmo de la vida, determinan la imagen de la mujer que caracteriza a una época concreta. Al derribar todos los valores morales y sexuales admitidos, las mujeres nuevas quebrantan la firmeza de los viejos principios en el alma de las mujeres que aún no se han lanzado por la nueva senda".

Alejandra Kolontai: "La mujer nueva", 1918.

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