martes, 28 de febrero de 2017

Que ser puta es mejor que volverse ciega.

"No estoy diciendo -nunca lo he hecho- que ser puta sea la mejor manera de vivir, pero es mejor que volverse ciega en una fábrica donde te explotan haciendo costuras o trabajar veinte horas como esclava en una cocina o como criada, con los viejos y los hijos siempre a tu acecho en el pasillo con las braguetas abiertas. Los salarios eran bajos para las mujeres en la ciudad y nadie tenía mucho respeto por una chica que tenía que trabajar. Créanme, es la Gente Buena que explota a las chicas pobres la que hace a muchas putas. Así que de varias maneras la casa de citas sí tenía un buen lado para las chicas; podían ver y disfrutar las cosas de manera diferente que sus madres inclinadas en una estufa caliente todo el día, con media docena de niños mocosos agarrados de sus enaguas y un marido que nunca se bañaba, que la trataba como a una cerda de crianza hasta que a menudo empezaba a echarle el ojo a sus hijas. Quizá esta forma de hablar mía suene escandalizadora, pero he vivido muchos años con esas ideas, y si bien no ha sido una vida en un lecho de rosas, estoy sana y feliz, y no estoy de camino al hospicio o muerta en la sala de un hospital de caridad de alguna ciudad antes de tiempo. O viviendo la vida brutal de las chicas que conocí en mi tierra que se casaron con granjeros ruines y eran restos humanos antes de los treinta años, viejas sin dientes a los cuarenta".

Nell Kimbal: Memorias de una madame americana.

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