jueves, 22 de octubre de 2015

De la unidad de la causa como excusa.

"Pero si el feminismo chicano mantuvo una fuerte controversia con el feminismo hegemónico blanco, no fue menos intensa la batalla librada en el seno de la propia comunidad, dominada ideológicamente por una visión claramente patriarcal. Se trataba de defender los derechos de las mujeres chicanas con la misma contundencia con que se defendían los derechos de la comunidad frente a la discriminación de la sociedad "anglo". (...) Los planteamientos feministas dentro del movimiento chicano se sirvieron con gran hostilidad por parte de un sector muy importante de sus dirigentes, que veían en la defensa de una reconsideración de los roles de género una amenaza para la integridad del plan nacionalista. (...) Por una parte, las feministas cuestionaban el enfoque dominante que servía para justificar la supervivencia cultural, algo que no hacía sino reforzar estereotipos tradicionales. Así, por ejemplo, la visión de la "chicana ideal" como una resistente que había conseguido preservar con su esfuerzo y sufrimiento la cultura chicana en su esencia suponía un obstáculo para redefinir la posición de la mujer. De igual modo, discrepaban de la interpretación que se hacía del machismo como narración inventada por la sociedad "anglo" con el objetivo de desprestigiar al hombre mexicano-americano. En este sentido, muchas se enfrentaron a lo que podía entenderse como una justificación del machismo (...). En gran medida, el espacio más afectado por el debate en torno al papel de la mujer chicana y las propuestas de revisión de su estatus o de los estereotipos que la marcaban socialmente era el de la familia. La familia se convirtió (...) en el gran paradigma de la resistencia política y cultural frente a los procesos de asimilación de la sociedad anglosajona; sin embargo sus estructuras tradicionales fueron denunciadas por el feminismo.

(...) El resultado de esta controversia (...) fue (...) el de la incomprensión por una parte importante de la comunidad chicana, que acusaba a las feministas de fomentar una división contraproducente para los intereses de aquella. (...) La postura de confrontación de las feministas las alejaba de la imagen mítica de la "Adelita", la mujer soldado que acompañaba a los revolucionarios mexicanos en el combate".

José Luis de la Nuez Santana: "Arte, sociedad multicultural y posicionamiento feminista. El debate feminista en el arte chicano".


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