“De los relatos de la Prensa se desprende que ‘nuestra Tosca’ de
rompe y rasga se veía asediada por un ‘Scarpia’, que no le dejaba á sol
ni á sombra. El hombre pertenecía al grupo repugnante de buenos mozos
que tanto contingente han dado á los procesos pasionales. «Soy hombre,
soy el más fuerte, y la mujer á quien yo deseo tiene que ceder por grado
o por fuerza á mi capricho». Pero esta vez al injusto forzador le ha
salido el tiro por la culata. La hembra brava á quien Alfonso
Fernández perseguía con continuas amenazas, ha sabido deshacerse de su
enemigo. No está de más que estos salteadores de corazones, que piden
favores amorosos como el mendigo del Gil Blas limosna, se encuentren
alguna vez con la horma de su zapato.
Este sangriento suceso ‘fin de siglo’ tiene, además, una gran
significación: es una manifestación del feminismo, una prueba de que la
mujer no se resigna á ser la esclava del varón, y de que si en las
esferas de la inteligencia puede luchar con los hombres, en el terreno
de la fuerza puede también vencerlos ‘de navaja á navaja y de puño á
puño’.
Ojo, pues, con las hembras del siglo XX, que, como se ve por la muestra, vienen pegando”.
Diario La Época, 3 de enero de 1901.
Ojo, pues, con las hembras del siglo XX, que, como se ve por la muestra, vienen pegando”.
Diario La Época, 3 de enero de 1901.
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