martes, 13 de octubre de 2015

Ojo, pues, con las hembras del siglo XX.

“De los relatos de la Prensa se desprende que ‘nuestra Tosca’ de rompe y rasga se veía asediada por un ‘Scarpia’, que no le dejaba á sol ni á sombra. El hombre pertenecía al grupo repugnante de buenos mozos que tanto contingente han dado á los procesos pasionales. «Soy hombre, soy el más fuerte, y la mujer á quien yo deseo tiene que ceder por grado o por fuerza á mi capricho». Pero esta vez al injusto forzador le ha salido el tiro por la culata. La hembra brava á quien Alfonso Fernández perseguía con continuas amenazas, ha sabido deshacerse de su enemigo. No está de más que estos salteadores de corazones, que piden favores amorosos como el mendigo del Gil Blas limosna, se encuentren alguna vez con la horma de su zapato.

Este sangriento suceso ‘fin de siglo’ tiene, además, una gran significación: es una manifestación del feminismo, una prueba de que la mujer no se resigna á ser la esclava del varón, y de que si en las esferas de la inteligencia puede luchar con los hombres, en el terreno de la fuerza puede también vencerlos ‘de navaja á navaja y de puño á puño’.

Ojo, pues, con las hembras del siglo XX, que, como se ve por la muestra, vienen pegando”.

Diario La Época, 3 de enero de 1901.

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