sábado, 6 de febrero de 2016

Que eran las mujeres quienes desempeñaban las funciones más arriesgadas.

"Reproducirse a sí mismas, a los hijos, a los soldados, a los ancianos, obliga a las mujeres a la suma de todos los trabajos: el hogar, el campo y la fábrica. Pero la fábrica, la oficina, el tranvía o el trabajo asalariado que sea, si bien permiten descubrir el poder de una nómina propia, permiten también descubrir que esta nómina está discriminada en comparación con la del varón.

(...) En países como Italia, Francia y Alemania, era frecuente que la única vía para garantizar la supervivencia en la ciudad fuese la prostitución. Y esto iba acompañado de las habituales filiaciones ilegítimas, fruto de las tropas de paso (y del terrorismo internacional secular en lo relativo a los métodos anticonceptivos y el aborto), de las enfermedades venéreas y de una elevada mortalidad infantil. En cuanto al papel de la mujer en la Resistencia, no queremos adentrarnos aquí en una argumentación que, en su complejidad, nos remitiría a un espacio muy distinto. Sin embargo, sólo por apuntar las mayores contradicciones que la guerra abre en la condición femenina, nos interesa destacar aquí que se arroja mucha más luz sobre el papel de las mujeres en la Resistencia cuando lo miramos desde el punto de vista del trabajo. Fueron las mujeres quienes, además del trabajo del hogar, el campo y la fábrica, desempeñaron con frecuencia las funciones más arriesgadas del trabajo político: idénticas en esto a sus hermanas vietnamitas o argelinas. En cambio, por lo que se refiere al poder de determinar la organización política, éste fue, en términos globales, nulo".

Mariarosa Dalla Costa, "Reproducción y emigración".

No hay comentarios:

Publicar un comentario