viernes, 26 de febrero de 2016

¿Qué vestirán los hombres cuando las mujeres lleven pantalones?

"La reivindicación del sufragio fue considerada subversiva en un primer momento porque su concesión conllevaba la presencia femenina en la esfera pública y cuestionaba, por tanto, el monopolio masculino de este espacio. Para muchos hombres y para determinados sectores minoritarios de mujeres antisufragistas, esta presencia pública resultaba incompatible con el discurso de la domesticidad y del orden patriarcal. Los antisufragistas alegaron que la entrada de las mujeres en la esfera pública significaría el abandono del hogar con consecuencias desastrosas para el orden patriarcal existente. Su presencia pública representaba una clara amenaza para el arquetipo de "Ángel del Hogar", delimitado a la casa. Rechazaron el sufragio femenino por poner en peligro la familia, los valores culturales tradicionales y el orden social. La propaganda antisufragista subrayaba que otorgar el voto a las mujeres desvirtuaría la esencia femenina y conllevaría la transgresión de la división sexual establecida en la familia y en la sociedad. La presencia de las mujeres en los espacios públicos prohibidos fue representada como una inversión inadmisible de roles. Como rezaba un titular de una caricatura francesa de la época, "el triunfo del feminismo" provocaría el caos de un "mundo trastocado". Los antisufragistas alegaron que el sufragio femenino comportaría la masculinización de las mujeres, el abandono de sus deberes sociales y familiares y el libertinaje sexual. En su repertorio de argumentos, figuraba, además, la supuesta naturaleza histérica de las mujeres como impedimento para participar en la política nacional".

Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario