"Una de las paradojas y fundamentos del discurso de los partidarios
de la reglamentación fue el de crear, estigmatizar y marginar a la
prostituta con el proósito de construir un contra-modelo que permitiese a
la mujer "honesta" definirse, configurar su propia identidad. Tanto
para las mujeres como para los hombres, las prostitutas ocuparon una
posición ambigua y de profundo simbolismo en un imaginario paisaje
urbano. Las mujeres de clase media organizaron su identidad en torno a
la figura de la mujer caída, la mayoría de ellas aceptó a la
prostituta como una "otra" degradada, como signo de una alternativa
sexual envilecida frente a la feminidad basada en la maternidad y lo
doméstico".
Matilde Cuedas: Las mujeres prostitutas en el Madrid del siglo XIX: control, espacios y formas de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario