lunes, 4 de mayo de 2015

La mujer devorada por la madre (II).

"¡Madres a educar a vuestros hijos!, decís vosotras en vuestras protestas, y yo digo: ¡Compañeras, a educarnos y asociarnos nosotras, para enseñar a nuestros hijos el camino que han de seguir!".

Teresa Claramunt.
 
"La descripción simple del deber recíproco que naturalmente subsiste entre padres e hijos puede darse en pocas palabras: el padre que presta suficiente atención a los desasistidos infantes tiene derecho a requerir la misma atención cuando la vulnerabilidad de la edad recae sobre él. Pero subyugar a un ser racional a la mera voluntad de otro, una vez que esté en edad de responder ante la sociedad por su propia conducta, es el ejercicio de poder más cruel e indebido y es, tal vez, tan pernicioso para la moralidad como esos sistemas religiosos que no permiten al bien y el mal tener ninguna existencia, excepto en la voluntad Divina".

Mary Wollstonecraft: Vindicación de los derechos de la mujer, 1792.

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