domingo, 10 de mayo de 2015

Prostitución, sororidad y acción colectiva.

"Las condiciones de las salas en las que ran confinadas unido al régimen disciplinario al que estaban sometidas suscitaron, desde los años setenta, las quejas reiteradas de las prostitutas allí ingresadas. Estas se manifestaban primero promoviendo alborotos como forma de protesta o amotinándose como en 1885, a causa de un castigo de seis días a pan y agua impuesto a unas compañeras. El motivo del castigo era haber sido sorprendidas in fraganti hablando con ciertas personas de la calle del Tinte por las rejas. Un año más tarde volvieron a sublevarse las enfermas. Se encierran en el último piso del edificio y se protegen tapiando las puertas y formando barricadas con colchones, camas y mesas. Eran 84 las enfermas atrincheradas, pedían que fueran puestas en libertad las dos enfermas castigadas en el calabozo y no ser asistidas por el médico de la sala que había puesto el castigo, don Alfonso Caro".

Matilde Cuevas: Las mujeres prostitutas en el Madrid del siglo XIX: control, espacios y formas de vida.


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