“La
potencia a menudo incomprendida del neocapitalismo (y su violencia simbólica)
ya no reside, como era el caso desde la revolución industrial, sólo en la
sincronización del capital y del trabajo: consiste en crear ficciones
movilizadores, en comprometer a todos los “socios” (o “partes implicadas”) (...). En
lugar de las cadenas de montaje, engranajes narrativos. Mejor que el control y
la disciplina, compartir supuestamente una historia colectiva".
"Así pues, el arte del relato que, desde los orígenes, cuenta, esclareciéndola, la experiencia de la humanidad, se ha convertido bajo la insignia del storytelling en el instrumento de la mentira del Estado y del control de las opiniones. Tras las marcas y las series de televisión, pero también en la sombra de las campañas electorales victoriosas, de Bush a Sarkozy, y de las operaciones militares en Irak o en otra parte, se esconden las aplicaciones técnicas del storytelling. El imperio ha confiscado el relato".
Chistian Salmon: Storytelling. La máquina de fabricar historias y formatear las mentes.
Abre un debate estimulante. Personalmente, pienso erróneo adjudicarle esto al "neocapitalismo", considerando que las raíces del proceso que describe están el la colonialidad del saber como faceta de un proceso que se inicia en 1492 (para poner una fecha simbólica).
ResponderEliminarSigo leyéndote y reflexionándote. Abrazo.
Gustavo N.-
Es interesante lo que planteas. Desde luego la Iglesia ha sido una maestra en movilizar las narraciones como ejércitos de combate, y efectivamente en los primeros siglos de colonización lo hizo bien. Pero también me parece cierto que, al menos en Occidente y en aquellos espacios (el fabril, por ejemplo) en los que se aplicaban las lógicas occidentales, esa presencia de la religión desapareció de golpe durante el siglo XIX: la realidad era demasiado cruda como para aceptar esas ficciones. Si el camino es así, tendría lógica atribuirle al "neocapitalismo", tal cual lo describe Salmon, la capacidad de reconquistar la narración.
ResponderEliminarEspero tu opinión, un abrazo ;)
Entiendo perfectamente lo que decís. Me incomoda de todos modos la etiqueta de “neo”. Y se me ocurre pensar que el proceso de la expansión de Occidente iniciado en el siglo XV impuso sus propias narrativas y relatos, que aún persisten y que moldearon el mundo bajo un sistema capitalista, colonial y católico (la triple C). Esto implicó, por ejemplo, la imposición de modelos dualistas de jerarquización de conocimientos (la colonialidad del saber, ligado a las colonialidades del poder y del ser), la idea de raza como principio ordenador de la sociedad, el dualismo ontológico que separa tajantemente al hombre de la naturaleza y legitima la explotación de la segunda (por no hablar de la separación interna del hombre entre la razón y la carne). La profundización de modelos occidentales de patriarcado, la desvalorización de formas orales e iconográficas de narrar la historia frente a lo escrito, etc. (Sobre esto último, te recomiendo el libro “Ch'ixinakax utxiwa” de Silvia Rivera Cusicanqui, descargable libremente de Internet y muy breve y sencillo de leer).
ResponderEliminarMuchos de elementos forman parte de una matriz colonial occidental que difícilmente pudieron valorar y hacer frente los movimientos mal llamados de la posmodernidad que surgen al interior de Europa. Mucho menos los movimientos obreros europeos de las metrópolis que hasta bien entrado el siglo XX no toman decisión verdadera a la hora de condenar el colonialismo y que obtienen sus logros laborales (y no desvalorizo sus heroicas luchas) de la explotación del resto del mundo. La insistencia del marxismo ortodoxo de imponer sus modelos de lectura de la sociedad al resto del mundo en que la raza tiene mucha más fuerza que la clase a la hora de organizar a la sociedad, la aplicación de modelos de progreso de las sociedades que ignora los deseos, prácticas y creencias de pueblos que no tienen por qué regirse por los modelos occidentales… Puedo continuar. Pero lo que quiero resaltar es que estos procesos tan ligados a la expansión y transformación constante del sistema capitalista tienen larga data y construyen sus propias realidades, sus propias narrativas. Eso era lo que quería decir, y creo que me extendí más de lo necesario. Pero siempre está bueno hacer explícitas estas obviedades.
Y ya que la dinámica con la que construís este sitio es la de compartir citas, quiero cerrar con un par de extractos de Los condenados de la tierra, de Franz Fanon:
ResponderEliminar“Ese trabajo colosal que consiste en reintroducir al hombre en el mundo, al hombre total, se hará con la ayuda decisiva de las masas europeas que, es necesario que lo reconozcan, se han alineado en cuanto a los problemas coloniales en las posiciones de nuestros amos comunes. Para ello, será necesario primero que las masas europeas decidan despertarse, se desempolven el cerebro y abandonen el juego irresponsable de la bella durmiente del bosque.”
“Agitando al Tercer Mundo como una marea que amenazara tragarse a toda Europa, no se logrará dividir a las fuerzas progresistas que tratan de conducir a la humanidad a la felicidad. El Tercer Mundo no pretende organizar una inmensa cruzada del hambre contra toda Europa. Lo que espera de quienes lo han mantenido en la esclavitud durante siglos es que lo ayuden a rehabilitar al hombre, a hacer triunfar al hombre en todas partes, de una vez por todas.”
(Fanon, Frantz; Los condenados de la Tierra. México, F.C.E., 2001. Págs. 87 y 98 respectivamente)
Abrazo.