"En 1900, Bernard Sachs (el "decano de la neurología estadounidense") ofreció un análisis detallado del vínculo entre la histeria y las falsas acusaciones de violación. Según él, las mujeres histéricas tenían propensión a hacer estas acusaciones cuando se hallaban en un estado de gran agitación, como durante la menstruación, por ejemplo. (...) De hecho, para los médicos de comienzo del siglo XX, una de las principales demostraciones de que una mujer sufría histeria era su propensión a lanzar indiscriminadamente acusaciones de impudicia sexual.
(...) William Robinson, presidente del Consejo Médico y Jefe del Departamento de Enfermedades Genito-Urinarias y Dermatología del Hospital del Bronx, (...) afirmaba que las mujeres que formulaban acusaciones de violación eran "degeneradas". Eran "histéricas, psicópatas, buscaban notoriedad o eran simplemente viciosas". Las mentiras que tramaban las mujeres eran "de un ingenio realmente extraordinario", especialmente porque en muchas ocasiones terminaban creyéndose sus propias historias fantasiosas.
Joanna Bourke: Los violadores. Historia del estupro desde 1860 hasta nuestros días.
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