martes, 21 de junio de 2016

¿Y quién no lo es?

"Siempre he sido muy femenina, menos en una época en que tomé contacto con el feminismo, como activista y como lectora, y empecé a ver esa feminidad como una opresión, como algo impuesto, y me planteé que yo tenía que ser otra cosa. Después comprobé que a mí me gustaba ser femenina y punto. (...) Yo lo hacía porque sentía que políticamente era lo que tocaba pero a mí no me sentaba bien, vivía en una contradicción. Era una autoimposición, yo me lo marcaba como un objetivo.

(...) Durante años pensaba antes de salir de casa: me he puesto este escote, no puedo ir a este bar o a este otro porque me encontraré con mis compañeras de lucha y qué van a pensar. O: tengo reunión, ni de coña me pongo este vestido ajustado. Yo consideraba que mi aspecto tenía que estar en la misma línea del sitio al que iba, porque si no me sentiría rechazada. Cuando esto se prolonga durante mucho tiempo te va generando una sensación de no saber dónde estás ni quién eres. Me ha costado mucho, hasta hace relativamente poco tiempo, decir: salgo como me sale del coño y me da igual quien me vea. Ahora lo tengo muy claro pero durante años viví en lucha interna entre lo que yo quería de mí misma y el miedo a ser un producto patriarcal. ¿Y quién no lo es?".

Begoña, testimonio recogido en Itziar Ziga: Devenir perra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario