viernes, 18 de marzo de 2016

Cabezas de medusa.

"Las mujeres fueron excluidas de los derechos de libertad y de representación política formulados por la Revolución francesa (...). La dura represión jacobina contra las mujeres que prohibió los clubes y sociedades femeninas el 30 de octubre de 1793 fue una respuesta implacable al activismo ciudadano femenino desde los inicios de la Revolución. En el debate en la Convención, el diputado Amar denunció que la actividad política de las mujeres en las tribunas y las asambleas políticas tenía como consecuencia la desvirtuación de sus ocupaciones naturales de cuidado de sus familias y de la casa. Se generalizó entonces una descalificación sistemática de las activistas republicanas que fueron descritas como "tigresas", "caníbales" o "cabezas de medusa", una estrategia para obligar a las mujeres a situarse fuera de la dinámica política pública. Olimpia de Gouges fue gillotinada en noviembre de 1793 (...).

La Revolución francesa y la posterior política napoleónica endurecieron las normas contra las mujeres al definir el espacio doméstico de la casa como único ambiente de actuación femenina. Negó a las mujeres la posibilidad de convertirse en "hombres de Estado" y quedaron excluidas de nuevo del mundo público y humilladas por sus transgresiones políticas. El Código Civil de Napoleón (1804) vedó a las mujeres los derechos civiles reconocidos para los hombres durante el periodo revolucionario y definió a las mujeres como menores de edad, siempre tuteladas por el marido o el padre. La precoz defensa de los derechos políticos de las mujeres en la Declaración no impidió que, a lo largo del siglo siguiente, las mujeres quedasen excluidas del ejercicio de la ciudadanía en Europa y en Estados Unidos. (...) Las revoluciones liberales del siglo XIX con sus proyectos de reforma liberal y, más tarde, democrática, consagraron el sistema político de monopolio masculino".

Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.

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