"La cultura de la guerra ha marcado la historia de la Europa contemporánea, dejando en segundo plano los valores de la paz. De hecho, el pacifismo era una respuesta social a la constante presencia del militarismo y de la guerra. Desde finales del siglo XIX el pacifismo formó una plataforma capaz de visibilizar algunos sectores del internacionalismo obrero y aglutinar núcleos políticos y sociales muy diversos: socialistas, disidentes religiosas, anarquistas, sindicalistas e intelectuales. Así, el pacifismo feminista conocido como la "cruzada de paz" de las mujeres fue una corriente muy significativa de este movimiento social".
Mary Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos.
"El militarismo ha sido la maldición de las mujeres, como mujeres, desde el primer amanecer de la vida social. (...) La guerra ha creado la esclavitud con resultados degradantes para las mujeres, y una doble realidad de moralidad, de la cual aún no estamos del todo libres: la guerra y la consiguiente esclavitud de las mujeres (...). La guerra ha generado y perpetuado el predominio del varón como animal militar que, desde el Parlamento, ha penetrado en todas las instituciones sociales".
Charles Kay Ogden y Mary Sargant Florence: Militarism versus Feminism, 1915.
"Ya no podemos soportar que en el civilizado siglo XX los gobiernos puedan tolerar la fuerza bruta como única solución en las disputas internacionales. Nosotras, las mujeres, juzgamos la guerra de forma diferente a los hombres. Éstos consideran, en primer lugar, los resultados económicos, el coste monetario, las pérdidas y ganancias en el comercio nacional o la industria, la expansión del poder (...). Nosotras, las mujeres, consideramos ante todo el daño a la raza que provoca la guerra, la aflicción, el dolor y la miseria que engendra".
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