lunes, 11 de enero de 2016

No se prevé ningún futuro.

"De hecho, si el trabajo tiene hoy más que nunca una función disciplinadora, de vehiculización de la relación con el Estado, una excesiva movilidad prepara, por el contrario, para prescindir de la idea de que se llegará en algún momento a tener una situación laboral definida, contribuyendo con ello al desapego hacia el trabajo como momento de algún modo central de la propia existencia y, por lo tanto, frustrando la misma función disciplinadora que se querría que éste desempeñase. El mantenimiento de las modalidades de prestación laboral dentro de un horizonte de miseria contrasta no sólo con las potencialidades negadas de un horizonte de riqueza, sino con los objetivos que este mantenimiento se fija.

Entre otras cosas, el sacrificio que se le pide hoy al joven y a la joven en términos de movilidad, precariedad y bajos salarios no tiene ninguna relación con un "premio" mañana. Al sentido que tenía el sacrificio juvenil para las generaciones anteriores (trabajar duro y en condiciones desfavorables en el presente para crearse algún tipo de seguridad en el futuro), le corresponde un sinsentido para las generaciones que son jóvenes hoy. No se prevé ningún "premio" futuro".

Mariarosa Dalla Costa, "Políticas laborales y nivel de renta. ¿Y las mujeres?"

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