"Entre las causas de la delincuencia, en especial la juvenil, se identifica, junto a la broken family, el desinterés de los niños por la escuela -pero la desgana es también fruto directo de la falta de alimento y zapatos y de la cantidad de problemas a las espaldas, el trabajo externo, para quienes lo tienen, y la vida de calle-.
(...) Si leemos atentamente las estadísticas de los tribunales de menores, aparecen algunas diferencias interesantes en relación con el comportamiento masculino y femenino y la actitud correspondiente de la judicatura. Tomando una investigación ejemplar, realizada en 88 tribunales en 1930 resulta que, en el caso de los chicos, aparte de la genérica conducta alborotadora, los delitos más frecuentes pro los que se les persigue son: robo de objetos varios y robo con fuerza y receptación. El robo de coches, catalogado por separado, tiene una media alta. En el caso de las chicas, en cambio, los delitos que las llevan con mayor frecuencia ante los tribunales son el hecho, genérico, de ser ungovernable [ingobernables] y de haber cometido sex offenses [infracciones sexuales]. Siguen, por orden de importancia, escaparse de casa y, a continuación, faltar a la escuela. Son casi inexistentes el robo con violencia, el robo de coches y el atraco a mano armada. Roban, en cambio, alguna cosa, pero poco y a través de formas simples de robo sin agravantes.
Por otro lado, la criminología y la sociología, que investigan a la par en aquellos años los orígenes de la disgregación social, coinciden claramente en señalar que la familia rota puede producir el máximo de los males si en su seno hay una "madre inmoral".
Por las mismas "infracciones sexuales" por las que se arresta y encarcela a las mujeres menores y adultas, no se castiga a muchachos y hombres".
Mariarosa Dalla Costa: "Familia, políticas de bienestar y Estado entre Progresismo y New Deal".
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