miércoles, 18 de marzo de 2015

Contra la idea de víctima.

"Hoy, como antes, las feministas luchan con el fin de diseñar una estrategia eficaz para combatir la violencia y la humillación sexual en nuestra sociedad, en la que parece tan profundamente arraigada la misoginia violenta. Del mismo modo, los medios de comunicación siguen difundiendo el terror de la violencia masculina, como hicieron durante los escándalos sxuales de la década de 1880, convenciendo a las mujeres de que son víctimas impotentes. En este entorno cultural, las feministas nos hemos enfrentado con las dolorosas contradicciones históricas de nuestras estrategias sexuales (...). Por supuesto, el actual movimiento de mujeres ha generado una variedad de respuestas que transcienden la fatalidad mítica presente en una narración como la del Destripador: técnicas de autodefensa, marchas de recuperación de la noche, teléfonos contra las violaciones, refugios para mujeres maltratadas, manifestaciones contra la pornografía, coaliciones para los derechos de las prostitutas, (...) ofrecen una serie variada y contradictoria de estrategias contra la falsa idea de pasividad femenina universal.

Pero las feministas necesitamos reconocer también en qué medida participamos y contribuimos a la difusión de narraciones culturales que representan la violencia masculina o la conversión de la mujer en víctima como el resultado de causas y efectos aislados. El hecho de basarse en una iconografía de víctimas femeninas puede disminuir el impacto político de las iniciativas públicas de las feministas. Como propagandistas y actores públicos, debemos tener cuidado de no hacerle el juego a las fuerzas de la reacción política, que están encantadas de atribuir a las mujeres el papel de víctimas necesitadas de la protección y el dominio del hombre, y que desean transformar la protesta feminista en una política de la represión".

Judith R. Walkowitz: La ciudad de las pasiones terribles: narraciones sobre el peligro sexual en el Londres victoriano.

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